En México, 6 de cada 10 personas de 18 años y más se sienten inseguros en el lugar donde viven, esto según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografia (INEGI).
Durante el primer trimestre del año la percepción de inseguridad paso de 59 a 61%.
Fresnillo, Zacacatecas con 95.4%; Naucalpan, Estado de México 89.6%; Zacatecas, Zacatecas con 89.3%; Chilpancingo, Guerrero 87.3%; Cuernavaca, Morelos 87% y Ciudad Obregón, Sonora con 86.6%, se mantienen a la cabeza como las ciudades que sus habitantes consideran más inseguras.
Mientras que la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México, con un porcentaje de 11.1%, se mantiene como la demarcación en la que sus habitantes se sienten más seguros; le siguen Piedras Negras, Coahuila, con 19%; Cuajimalpa de Morelos, en la CDMX con 22.5%; Mérida, Yucatán con un 23.2%; Tampico, Tamaulipas, 23.6% y Los Cabos, Baja California con un 24.8%.
Son las mujeres las que manifestaron sentirse más inseguras con un 66.5%, frente a un 54.5% de los hombres que calificaron como inseguro vivir en su localidad.
De acuerdo a la ENSU durante el primer trimestre del 2024 los espacio físicos donde los mexicanos perciben mayor inseguridad son: cajeros automáticos localizados en la vía pública, con un 69.4%; el transporte público con 63.9%; en la carretera con 53.9% y en los bancos con el 53.5%.
Respecto a las expectativas que los mexicanos tienen de que la situación de inseguridad en sus ciudades mejore en los próximos meses, el 33,9% considera que nada cambiará; mientras que un 21.5% teme que la situación de violencia e inseguridad va a empeorar en los próximos 12 meses; un 19.2% dijo que las cosas seguirán igual de bien y un 23.5% confió en que las condiciones de inseguridad mejorarán.
Frente a este panorama, la encuesta del INEGI revela que durante los primeros tres meses del año, el 47.4% de la población dijo que ante el temor de ser víctima de algún delito, cambió sus hábitos respecto a llevar cosas de valor como joyas, dinero y tarjetas de crédito.
Un 40.8% de la población encuestada señaló que modificó sus hábitos, como caminar por los alrededores de su vivienda después de las ocho de la noche; 39.2% reconoció que cambió sus rutinas sobre autorizar que sus hijos e hijas menores salgan de su vivienda y 26.3% cambió rutinas relacionadas con visitas a parientes y amistades.