A raíz del caso de Valentina, la menor asesinada en Mazatlán, que señala como presunto responsable a su padrastro, es un claro ejemplo de cómo el abuso y la violencia contra las mujeres proviene en la mayoría de los casos de personas cercanas a la víctima, expresó Priscila Salas, vocera del Colectivo No Se Metan con Nuestras Hijas.
Detalló que cifras oficiales establecen que alrededor del 70 por ciento de los casos de abuso, violación, embargo infantil o adolescente, y pornografia infantil, son ocasionados por familiares de las víctimas, sin embargo los colectivos estiman que el porcentaje sea aun mayor, es decir, de alrededor del 90 por ciento.
En la vida real, indicó la activista, este tipo de violencias ocurre a manos de padres, padrastros, abuelos, hermanos, primos, amigos de la familia o compadres, haciendo más difícil que las víctimas puedan denunciar debido a la relación cercana que tienen con sus agresores.
Para cambiar esta situación, es necesario que en el núcleo familiar se les dé a los menores espacios de confianza, que no se permita a los niños convivir con personas con quienes no se siente cómodos, y sobre todo siempre creer e investigar cuando se digan víctimas de cualquier tipo de abuso sin importar de donde o de quién viene.