Durante su infancia Fernanda fue víctima de abuso sexual, una de las más de 150 millones de niñas y 73 millones de niños, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, han sufrido alguna forma abuso sexual. Como en la mayoría de estos casos, el abuso vino de un familiar.
Actualmente la joven tiene 26 años, y recuerda como apenas a la edad de 5 años, estando al cuidado de su abuelo, este abusó de ella.
"Yo traía mi uniforme del kínder y con short y todo bien y pues llegamos a la casa, ahí estaba su esposa y no sé por qué ella se fue y él me metió a su cuarto y pues abusó de mí" dijo una victima de abuso infantil.
Señala que los recuerdos sobre ese día son borrosos, solo tiene presente haberse quedado dormida y despertar al anochecer para darse cuenta de que el abuso continuaba.
"Desperté, me acuerdo que estaba yo con mi blusita del uniforme arriba y ahí estaba él besándome ahí los pechos inexistentes que no te tenía" dijo una victima de abuso infantil.
A pesar del infierno que vivió, fue hasta años después cuando se atrevió a hablar sobre lo sucedido, pues entre el miedo y la culpa que su abusador la hizo sentir, no sabía cómo comentarlo con sus padres, sin embargo el temor de que su hermana menor pudiera sufrir lo mismo la hizo contarlo.
"Ya me habían dado un librito mi mamá de qué no te deben de tocar tus partes y yo cuando vi ese librito pues la neta quise llorar porque dije "pues si esto ya me lo hicieron por qué me lo dan ahora" dijo una victima de abuso infantil.
Fernanda relata que lo más difícil fue que aunque su familia ya sabía lo que había ocurrido, seguían frecuentando a su abuelo, pidiéndole a la niña que todo eso quedara como un "secreto familiar".
"Era un sufragio ir para allá porque era ir fin de semana, porque yo siento que se burlaba de mí porque me decían "nomás salúdalo de mano" y él era mucho de querer saludar de beso en el cachete, y yo me acuerdo que odiaba todo de él, odiaba el toque, su mano al saludarme? era un pinche infierno que me dijeran que íbamos a ir para allá" dijo una victima de abuso infantil.
Toda esta situación generó muchos problemas de salud para Fernanda, quien decidió refugiarse en la comida chatarra para aumentar de peso porque creía que así ya no sería atractiva para su agresor.
Además de los problemas alimenticios, tras el abuso comenzó a tener ataques de pánico cuando los hombres se acercaban a ella, tuvo dos intentos de suicidio, se cortaba la piel para transformar su dolor emocional en físico, e incluso prefería hacer sus necesidades con la ropa puesta para no tocar sus genitales.
"Todo eso como que se fue desencadenando a partir de lo que me pasó de niña, que siempre encontraba una manera de hacer las cosas que me hacían daño" dijo una victima de abuso infantil.
Pese a todo este daño emocional que ha llegado también a lo físico, Fernanda se ha acercado a especialistas, y tras años de terapia poco a poco puede ir superando este "secreto familiar" que la ha dejado marcada de por vida.
Con información de Griselda Caro.
