Ricardo Hernández
Cancún (México), 4 jun (EFE).- Las múltiples tonalidades de azul de la Laguna de Bacalar, al extremo sur del Caribe mexicano, en el estado de Quintana Roo, han desaparecido por las lluvias torrenciales para darle paso a un color café que se extiende hasta la zona más turística, que ya padece de contaminación, inseguridad y el sargazo.
Con las primeras lluvias de la temporada de tormentas y huracanes, la laguna se ha vuelto a pintar de café y verde, advierte este sábado a Efe David Martínez, miembro de Guardianes de la Laguna, organización que nació con la tormenta Cristobal de 2020 para defender el medioambiente en Bacalar.
En junio de 2020, la tormenta Cristobal descargó como pocas veces volúmenes de agua sobre la Península de Yucatán, especialmente sobre Campeche, desde donde las escorrentías fueron a dar hasta la Laguna de Bacalar, conocida popularmente como la "laguna de siete colores" y ubicada a 40 kilómetros de la frontera con Belice.
Tras el paso del ciclón, el cuerpo de agua quedó con la peor apariencia de su historia, de la que aún no se había recuperado del todo.
"Lo malo es que ahora no está la barrera de manglar que nos ayudó hace dos años, porque Cristobal acabó con unos 30 kilómetros de manglar. La vez pasada la justificación fue que las lluvias fueron atípicas, pero esta vez es una lluvia 'normal', ni siquiera es por tormenta o huracán. Y ya vemos la laguna así de café. Imagina lo que nos espera", expresó Martínez.