El deshielo de glaciares por la crisis climática sumergiría hasta al 40 % del territorio de la península de Yucatán, advierte un investigador de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) que, junto a ambientalistas, intenta salvar los vitales manglares del sureste mexicano.
Carlos Manuel Burelo, biólogo de la UJAT que indaga el bosque de manglares del río San Pedro, situado entre la frontera de Balancán, del estado Tabasco con Guatemala, explicó que, hace 125.000 años cuando los polos se derritieron, el mar subió su nivel en un proceso de calentamiento, algo que podría repetirse.
"Si los manglares de Balancán están a 17 metros sobre el nivel del mar, imagínate todas las ciudades como Villahermosa (capital de Tabasco), a dos metros sobre el nivel del mar, quedaría inundada", expuso el investigador a EFE.
"Cancún y Mérida (capital de Yucatán) también. Se perdería entre un 30 % y 40 % (del territorio). La península de Yucatán quedaría sumergida, el mismo proceso que se vivió con los manglares del río San Pedro", advirtió.
El investigador anticipó que el deshielo de los polos sería "una catástrofe" que alcanzaría a México, por lo que insistió en la protección y conservación de manglares y humedales, que son la primera señal de "evidencia y aviso" en un proceso cíclico.
RESERVAS DE AGUA EN PELIGRO
En los últimos 50 años, los humedales del río San Pedro Mártir perdieron una vasta extensión de su territorio, devastación que ambientalistas atribuyen al Plan Balancán-Tenosique, un fracasado proyecto de desarrollo agrícola que arrasó con 200.000 hectáreas de selva para convertirlas en zonas de producción de granos.
Actualmente, el biólogo encabeza un proyecto de la UJAT y empresas privadas para crear viveros comunitarios que ayuden a reforestar y restaurar manglares y humedales.
A 250 kilómetros de Balancán, en la ranchería Lázaro Cárdenas, municipio de Comalcalco, existen cinco lagunas donde su población participa desde hace ocho años en tareas de vigilancia, conservación y reforestación.
Allí, los pescadores reutilizan los desechos del mangle para elaborar carbón bajo una tasa de aprovechamiento, permisos otorgados por las autoridades ambientales en México.
Además, desde hace seis años celebran "el festival del mangle y los humedales", un homenaje al ecosistema para promover su conservación y mitigar la crisis climática.
Se trata de un concurso de embarcaciones alegóricas que representan la flora y fauna de los humedales.
LA COMUNIDAD PROTEGE SU ECOSISTEMA
Don José de la Cruz, presidente del consejo de vigilancia de Cinco Lagunas, explicó que el proyecto arrancó con el uso sustentable de los desechos del mangle rojo.
El hombre especificó que, tras seis días de cocción del carbón vegetal y enfriamiento, los pescadores obtienen seis toneladas del producto en beneficio de 50 familias.
"Al tiempo que se hace una limpieza de un área se vuelve a reforestar, ese es el trabajo que nosotros llevamos", dijo a EFE.
Úrsulo Galván, una comunidad en el sureste de México que hace 50 años fue arrasada por un gran incendio, unió esfuerzos para revivir sus manglares en el municipio de Jalpa de Méndez.
En el caso de la localidad de Lázaro Cárdenas y esta última comunidad quemada, se sumó la actividad petrolera a la degradación del ecosistema.
En este lugar, la población, ambientalistas, investigadores y estudiantes limpiaron canales, ríos y lagunas.
Ahora colectan semillas y realizan recorridos de vigilancia para atajar la tala clandestina e incendios, también monitorean plagas, reforestan humedales y toman muestras en diversos sitios.
La comunidad y ejidatarios implementaron un vivero y han restaurado 550 hectáreas de mangle rojo, blanco y negro, lo que ha logrado el retorno de venados, tigrillos, armadillos y el tepezcuintle.
"En nuestra comunidad todos nos conocemos y hacemos una ardua labor, nos capacitamos y tenemos dos cooperativas pesqueras. A todos se les ha metido el chip de que no podemos destruir nuestros manglares", dijo a medios recientemente Josué Selván Pérez, presidente del comisariado del ejido Úrsulo Galván.