Apenas comienza a descender la temperatura en Culiacán y la ciudad se llena de los puestos de venta de atole y gorditas.
Estos productos se vuelven muy populares esta temporada entre los culichis, encontrándolos prácticamente en cada esquina.
Doña Rosa se levanta temprano todos los días para poner su puesto afuera de un hospital, donde diariamente la visitan decenas de personas para comprar sus productos.
Por lo general este tipo de negocios comienzan a vender a mediados de octubre, y finalizan la venta en enero, siendo diciembre el mes con mayor afluencia.
Al ser vendidos por un corto periodo de tiempo, el atole y las gorditas son muy esperados por los culichis, que han convertido el comer estos antonjitos en una tradición.