Este miércoles, al menos 51 personas perdieron la vida y otras 223 resultaron heridas tras una serie de bombardeos israelíes en el sur y este del Líbano.
Los ataques forman parte de una ofensiva aérea que Israel ha intensificado durante los últimos tres días, afectando especialmente las regiones de Baalbek y Hermel en el Valle de la Bekaa. El ministro libanés de Salud Pública, Firas Abiad, informó sobre las cifras en una rueda de prensa y anunció medidas para hacer frente a la crisis humanitaria.
Ante la creciente ola de desplazados, el Ministerio de Salud ha activado una célula de crisis y ha dispuesto 310 centros médicos y clínicas móviles para atender a la población afectada. De estos, más de 20 ya están operando en el sur del país, y en los próximos días se espera aumentar el número de instalaciones. Además, se ha establecido un plan para vigilar y detectar enfermedades que puedan propagarse entre los desplazados.
"Sabemos que cuando hay un gran número de desplazados siempre hay riesgo de propagación de enfermedades", explicó Abiad. Por ello, también se ha decidido asignar al menos un centro médico a cada albergue de desplazados.
La campaña de bombardeos, dirigida principalmente contra los bastiones del grupo chií Hizbulá, ha afectado además zonas fuera de estos territorios, como el reciente ataque en Keserwan, al norte de Beirut. El conflicto ha provocado una oleada masiva de desplazamientos y causado un número de víctimas que no se veía desde la guerra civil libanesa, entre ellas numerosos civiles.
Los ataques israelíes comenzaron el lunes y han sido los más intensos en años. Se teme que la situación continúe agravándose, ya que decenas de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares en las áreas más afectadas, y la comunidad internacional observa con preocupación el aumento de la violencia en la región.
Con información de EFE.
