Cada 21 de marzo en las Labradas, San Ignacio, se celebra el equinoccio y con ello se le da la bienvenida a la primavera.
La tradición establece que la vestimenta es color blanco, lo que sirve para purificar y desechar energías negativas, por lo que es muy común que todos los visitantes vistan así.
El día inicia con una caminata para observar los grabados rupestres en la comunidad, para después llegar a la zona arqueológica, la única en el estado que cuenta con esta distinción desde 2012.
Servando Rojo Quintero, Delegado del Centro INAH Sinaloa:
"Y se está trabajando actualmente para hacer un expediente para ver si logramos que sea patrimonio mundial".
El recorrido completo es de casi 600 metros, divididos en dos senderos, uno en el sector noroeste y otro en el sector suroeste, donde a la orilla del mar se pueden observar petrograbados en rocas volcánicas.
Es increíble como se preservan estos vestigios, pues se estima tienen entre 2 mil 500 y 3 mil años de antigüedad, también al estar expuestos a las inclemencias del tiempo y al fuerte oleaje que a veces se presenta en esta región, es por ello que se recomienda a los visitantes no pasarlos ni sentarse sobre ellos.
Son más de 700 petrograbados, que los investigadores han relacionado con representaciones de humanos, animales, plantas y figuras geométricas.
A lo largo del día en el área de las palapas se llevan a cabo una serie de actividades académicas, artísticas y culturales.
En esta edición se llevó a cabo la presentación de dos libros relacionados con la historia y la antropología, así como dos conferencias sobre los petrograbados y el arte rupestre.
También hubo una exposición fotográfica, y juegos para niños.
Asimismo se realizó la tradicional danza del Venado, y la danza de los Bramadores.
La creencia popular señala que durante el equinoccio nos podemos cargar con la energía del sol, es por eso que en la zona de playa se aprovecha para realizar algunos rituales.
Se puede realizar la ceremonia del temazcal, limpias, rituales de sanación, y el más importante de todos: el saludo al sol.
Esto se lleva a cabo al punto del medio día, participando todos los asistentes, quienes alzando las manos al cielo ante los cuatro puntos cardinales agradecen a la naturaleza por sus bondades, y se le pide que siga trayendo abundancia y buenas vibras.
Finaliza el ritual con una formación lineal frente al mar, donde se da una ofrenda.