La falta de oportunidades laborales por la edad y las ganas de salir adelante para llevarles el sustento a sus familias, los llevó a las calles del centro de la ciudad de Culiacán, en las que se plantan con una guitarra, un acordeón y dos voces: la de Tomás y la de Juan, dos músicos originarios de la capital sinaloense, que residen del apoyo de quienes les dejan monedas en un pequeño frasco.
Todos los días, desde las 8 de la mañana empieza la travesía de este par de primos, en donde primero recorren el mercado garmendia, y posteriormente toman lugar a las afueras de parisina o en otros puntos estratégicos del centro, pues no son los únicos músicos trabajando en las calles, incluso hay quienes trabajan de planta en algunos locales de comida por una paga, sin embargo en el caso de Tomás y Juan, salen adelante con la aportación de los culiacanenses.
Las voces de Tomás y Juan, seguirán deleitando los oídos de quienes recorren las calles del centro de la ciudad, para ellos la edad no es un impedimento, es una prueba de las ganas que tienen de salir adelante y seguir trabajando, más allá de los prejuicios de la sociedad.