En el transcurso del actual sexenio, el gobierno federal mexicano ha optado por establecer negociaciones anuales con las principales cámaras empresariales para ajustar el salario mínimo de las y los trabajadores. Si bien los datos oficiales reflejan un aumento considerable, la pregunta que emerge es si este incremento se traduce realmente en un mejor nivel de vida para la población.
En 2018, el salario mínimo diario en México era de 102.68 pesos. Sin embargo, para enero de 2024, esta cifra ya se ha ajustado a 248.93 pesos, representando un aumento del 142%, según información proporcionada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, destacó este logro al afirmar: "Significa que vamos a cumplir lo que ofrecimos al inicio de nuestro gobierno de aumentar el salario mínimo, en términos reales, al doble."
Aunque este aumento ha impactado positivamente en los ingresos de los trabajadores que percibían el salario mínimo, la realidad es que la capacidad adquisitiva no ha experimentado un avance paralelo. Salvador Ramo, un trabajador del sector, señaló: "El sueldo está bien, pero han incrementado los precios en lo básico."
Un indicador clave para evaluar el poder adquisitivo de la población es el costo de la canasta básica. Según la Procuraduría General del Consumidor (PROFECO), en 2018, el costo promedio de la canasta básica era de 245 pesos. Contrastando esta cifra con la realidad actual, en 2023, el precio ha ascendido a 475 pesos, un aumento del 193% en cinco años.
Doña Maribel, habitante de Ampliación Zaragoza Sur, compartió su experiencia: "Lo que hemos comido es huevo, huevo, frijoles, de repente compramos un poquito de carne, porque también es muy cara, o sea, lo más básico."
A pesar de los esfuerzos por mejorar las condiciones salariales, el incremento en el salario mínimo no ha sido suficiente para contrarrestar la escalada de precios en bienes esenciales. En México, incluso con el ingreso mínimo, aún no se garantiza lo mínimo indispensable para cubrir las necesidades más rudimentarias. La realidad económica plantea un desafío significativo que el gobierno y las autoridades pertinentes deben abordar para lograr una mejora sostenible en la calidad de vida de la población.