En México nos hemos acostumbrado a vivir con violencia

Mayra, es una homicida y revela "¡Hice de todo para quedar bien con él, hasta de lo que jamás pensé que podía yo ser capaz -¿De lo que hiciste?- Sí".

Mayra es una joven que normalizó los insultos y golpes de su pareja, de quien quedó embarazada.

Al mismo tiempo su novio embarazó a otra mujer.

En busca de venganza, una mala decisión privó a Mayra de su libertad.

"¿Él sabía que tú lo habías mandado a matar?, ¡No, no? Nadie supo, solo yo!", confiesa Mayra.

Entre diciembre de 2018 y mayo de 2023 se registraron más de 156 mil asesinatos, convirtiendo a este sexenio en el más violento en la historia de México.

La normalización de la violencia es un fenómeno en el cual un acto de agresión se vuelve aceptado o tolerado en la sociedad.

De esta manera se convierte en parte de la vida cotidiana.

Julen Rementería, senador por el Partido Acción Nacional (PAN), "Cada hora 4 personas son asesinadas, cada día 3 mujeres son asesinadas, diariamente 8 menores de edad son forzados a delinquir o caer en una adicción".

La violencia que sufren muchos migrantes en su paso por México también se ha normalizado.

Es la historia de Edwin, originario de Guatemala, quien fue atacado por desconocidos en la frontera de Tamaulipas.

De acuerdo a la Secretaría de Gobernación (SEGOB), en promedio dos migrantes al día son víctimas de algún crimen en su recorrido por el país.

Edwin, nos narra, "Ellos empiezan a disparar; cuando yo me desperté a las 6 de la mañana del otro día yo ya estaba en un hospital y mis otros compañeros igual recibieron balazos en la cintura".

En otro acto de "normalización", el 86.3% de los ciudadanos considera frecuente la corrupción en el gobierno, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

La corrupción es producto de la impunidad, y la impunidad es consecuencia de la indiferencia ciudadana.

Este delito cuesta a los mexicanos $9 mil 500 millones de pesos anuales

Fernando Nieto, investigador del Colegio de México (COLMEX), señala, "En la medida en que la gente percibe que otros están haciendo o participando en actos de corrupción, es que normalizamos estos actos".

La persistencia de la violencia y corrupción acentúa la pobreza en México.

Normalizar estos flagelos es rendirse ante la posibilidad de erradicarlos.

Un problema que vulnera el estado de derecho de millones de mexicanos y provoca un futuro desalentador.

"No se trata de construir más reglas o de generar más castigos, sino tratar de hacer que las reglas sean efectivas. En la medida como las reglas se perciben efectivas desnormalizamos la corrupción", puntualiza Fernando Nieto.