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05 de Noviembre del 2024
Sociales

Eva Perón: la primera dama cuyo cadáver fue robado

Eva Perón: la primera dama cuyo cadáver fue robado

Hoy, hace 72 años, a la edad de 33 años, falleció Eva María Duarte, conocida como Eva Perón, debido a un cáncer cervical. Ella fue la primera dama de Argentina y su legado en la política del país sigue siendo profundamente significativo, tanto en vida como en su memoria.

Eva Duarte nació en la localidad bonaerense de los Toldos el 7 de mayo de 1919; fue una actriz que participó en la radiofonía de la época hasta en 1944 cuando conoció al general Juan Domingo Perón, quien sería presidente de Argentina y con quien se casaría poco después.
Desempeñó un papel destacado en la política, alcanzando una popularidad entre el pueblo que incluso superaba a la del presidente en funciones. Uno de sus mayores logros fue la promulgación de la ley de sufragio femenino en 1947. El 9 de septiembre de ese año se aprobó la Ley N.º 13.010, conocida como la Ley Evita, que otorgó a todas las mujeres de Argentina el derecho al voto. Este hecho marcó un hito en la integración formal de las mujeres en el ámbito político.
A través de de la Fundación Eva Perón, fundada en 1948; esta institución creo hogares, escuelas, hospitales, la famosa Escuela de Enfermeras y proveedurías de alimentos, además en 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, un partido de integración social, que buscaba no solo integrar a un grupo específico, sino también ofrecer una alternativa o solución organizada y estructurada frente a las políticas generales que afectaban a toda la población


Eva Perón ejercía un poder asombroso. Miles de argentinos se agolpaban en sus conferencias, tal como se observa en documentales, videos en línea y fotografías. Era evidente el cariño del pueblo hacia ella, lo cual constituía una amenaza para sus opositores, quienes pronto se darían cuenta de que, incluso en su ausencia, su influencia seguía siendo considerable.
Evita falleció el 26 de julio de 1952, pero antes de su muerte logró concretar dos proyectos que aseguraría su inmortalidad. El primero fue su libro La Razón de mi vida, en el que explica las razones detrás de su misión, enfocada en los trabajadores y las mujeres. El segundo proyecto fue el Monumento al Descamisado, diseñado para que los peronistas pudieran expresar y canalizar sus emociones incluso en su ausencia.
Las ceremonias fúnebres se extendieron por dos semanas, tras las cuales el cuerpo fue trasladado al segundo piso de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT) para proceder con el embalsamamiento. Este proceso requirió diez meses, pero el entierro se pospuso debido a que el gran mausoleo aún no estaba terminado. Mientras tanto, el cuerpo fue colocado en una habitación adyacente al laboratorio, reposando sobre una losa de cristal suspendida del techo con cuerdas transparentes.


En 1955, un golpe de Estado forzó a Juan Domingo Perón, viudo de Eva y presidente de Argentina, a exiliarse sin haber dejado instrucciones sobre el cuerpo de su esposa, dejándola en un estado de abandono.
La Marina descubrió el cuerpo y, temiendo que su captura por parte de la resistencia peronista pudiera provocar una revuelta que incendiara el país, decidieron eliminarlo de manera discreta. Optaron por darle una sepultura cristiana, pero en secreto. La tarea fue encomendada inicialmente al teniente coronel Carlos Moori Koenig, un ferviente antiperonista y jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE). Moori Koenig trasladó el cuerpo en una camioneta de florería por la Ciudad de Buenos Aires durante los primeros meses antes de entregárselo al mayor Arandía. Este último lo guardó en su residencia, pero una noche, creyendo que la resistencia peronista se había metido en su hogar para recuperar el cuerpo, Arandía mató a tiros a su esposa embarazada.
Moori Koenig optó por llevar el cuerpo a su oficina, donde lo exhibía ante los visitantes como un trofeo. Este acto despertó el enojo del dictador argentino Aramburu, quien ordenó retirarle el cuerpo y encargó al coronel Héctor Cabanillas la tarea de darle una sepultura digna. Así, con el apoyo de la Iglesia, el cuerpo de Eva fue trasladado a Italia y enterrado en el Cementerio Mayor de Milán bajo el nombre de María Maggi de Magistri.

Durante catorce años, el pueblo argentino se preguntó dónde descansaban los restos de una de las mujeres más importantes de su historia.

Hasta 1970, militares irregulares secuestraron al dictador Aramburu para exigir la aparición del cuerpo de Evita. Sin embargo, no fue sino hasta el año siguiente, bajo la presidencia de Lanusse, cuando se devolvió el cuerpo a Perón, quien se encontraba en el exilio en España. Este proceso, conocido como el Operativo Devolución, incluyó la exhumación del cuerpo el 1 de septiembre de 1971. El cadáver fue transportado en furgón a España, pero Lanusse no permitió la repatriación de los restos a Argentina.
Perón regresó al país sin el cadáver.En respuesta, los militares irregulares secuestraron el cuerpo de Aramburu y exigieron que se les entregaran los restos de Eva Perón antes de devolver el cadáver. Sin embargo, sería Isabelita, la tercera esposa de Perón, quien se encargaría de traer los restos de Evita al país después de la muerte de Perón.


No fue sino hasta el golpe militar de 1976 que el cuerpo que había sido hallado en la Quinta de los Olivos fue finalmente entregado a la familia de Eva. Este fue trasladado al panteón familiar en el cementerio de Recoleta, donde descansan sus restos actualmente bajo dos pesadas placas de acero.




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