Las agresiones con armas perpetradas por estudiantes en escuelas es un fenómeno multifactorial. Los jóvenes agresores, en muchas ocasiones, están inmersos en un entorno de precariedad y problemas familiares, sociales o de salud mental, lo que influye en estas conductas violentas.
"La poca vigilancia que existe sin embargo esa vigilancia se debe que en gran medida los padres y las madres, pues tienen obligaciones económicas que cumplir y en ese sentido, pues bueno, el trabajo les consume mucho de su tiempo", opina el sociólogo y catedrático, Fernando Araujo.
Esta situación combinada con el acceso no regulado a las redes sociales y contenidos que incitan a la violencia, crea un entorno propenso para su normalización. Además, el sociólogo resalta que los problemas de salud mental, a menudo son ignorados o no se tiene acceso a su atención, lo que agrava los conflictos que experimentan.
El entorno escolar también juega un papel fundamental, ya que el comportamiento agresivo de las y los alumnos muchas veces refleja lo que viven en casa.
"La Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Educación Pública han hecho protocolos de intervención para estos actos donde nos mencionan que docentes tutores y padres de familia son los principales responsables de mantener la prevención para estas actitudes", dijo Miguel Hernández, psicólogo.
La comunidad debe asumir su parte de responsabilidad en el combate en este tipo de violencia .
"Que veamos esto con una visión de comunidad si yo no me intereso por esos cambios de actitud del amigo de mi hijo o de mi hija no me voy a dar cuenta de que quizás ahí está surgiendo un problema que si no se atiende va a derivar en cosas más graves que sí van a repercutir en mi hijo", agrega Grace Fernández, maestra en Desarrollo Humano.
Así como la familia, la escuela y la comunidad, el sector privado y los gobiernos tienen responsabilidad; los primeros en generar condiciones, salarios y jornadas laborales dignas, que permitan brindar más y mejor atención a hijas e hijos, mientras que los segundos principalmente en la atención a la salud mental, la cual presenta serias deficiencias en el sector público.