El Papa Francisco criticó la decisión del gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de separar las familias de inmigrantes en la frontera con México y la calificó de "inmoral".
El pontífice aseguró que comparte las declaraciones realizadas por los obispos católicos de Estados Unidos que definieron la separación de los infantes de sus padres como "contraria a nuestros valores" e "inmoral", en una entrevista publicada hoy por la agencia Reuters.
Reconoció que la situación "no es fácil", pero aclaró que "los populismos no son la solución". Sus declaraciones llegan luego que el gobierno de México condenó, la víspera, la separación "cruel e inhumana" de las familias en la frontera norte.
Según una nueva política de inmigración autorizada por Trump, las autoridades estadunidenses apuntan a perseguir penalmente a todos los inmigrantes detenidos mientras atraviesan ilegalmente la frontera mexicana, deteniendo a los adultos en prisión, mientras sus hijos son retenidos en estructuras precintadas.
"Yo estoy con el episcopado", insistió el líder católico, agregando que los populistas "están creando una psicosis" sobre el tema de la inmigración y que las sociedades que envejecen, como la europea, necesita de los inmigrantes ante el "invierno demográfico grande" que las afecta.
Sin inmigración, Europa "se quedará vacía", apuntó. También habló del caso Aquarius, el barco de dos asociaciones humanitarias que se vio obligado a desembarcar en España los 629 inmigrantes que había recogido en el mar porque el gobierno italiano les había negado el acceso a los puertos.
"Creo que no se deba rechazar a la gente que llega, se deben recibir, ayudar y acomodar, acompañar y después ver dónde meterlos, pero en toda Europa", precisó.
Más adelante, Jorge Mario Bergoglio se refirió a la oposición en su contra dentro de la Iglesia, asegurando que reza por aquellos que dicen "cosas feas" sobre él. Además aseguró que quiere nombrar más mujeres como jefas de oficinas en el Vaticano, porque ellas "son capaces de resolver los conflictos".
Pero, al mismo tiempo y como ya había hecho en los últimos cinco años, excluyó la posibilidad del sacerdocio femenino: "Juan Pablo II fue claro y cerró la puerta y yo no vuelvo atrás sobre esto. Era una cosa seria".
Sobre su salud, aseguró que está bien no obstante un dolor a las piernas pero sostuvo que, antes o después podría renunciar por razones de salud como hizo su predecesor, Benedicto XVI, en 2013. Pero sentenció: "En este momento, no lo tengo ni siquiera en mente".