Un reciente informe elaborado por varias organizaciones que operan en Gaza, como Save the Children, Oxfam y el Consejo Noruego para los Refugiados, ha revelado una alarmante situación: Israel está bloqueando el 83% de la ayuda alimentaria que la población gazatí necesita urgentemente.
Esto ha provocado que las personas pasen de consumir dos comidas diarias a una cada dos días, lo que ha agravado la crisis alimentaria en la zona.
Las organizaciones advirtieron que, de seguir esta tendencia, unos 50,000 niños menores de cinco años necesitarán tratamiento urgente por desnutrición antes de que termine el año. Esta cifra es preocupante, especialmente si se compara con 2023, cuando solo el 34% de la ayuda necesaria no llegó, permitiendo a la población mantener dos comidas al día.
El informe señala que la drástica disminución de ayuda está llevando a Gaza hacia un "desastre humanitario". En agosto, el número de camiones de ayuda que ingresó al enclave fue en promedio de 69 al día, muy lejos de los 500 que llegaban el año pasado, cantidad que ya era insuficiente para las necesidades básicas de la población.
Además de la falta de alimentos, la crisis afecta al sistema de salud en Gaza. Solo 17 de los 36 hospitales están en funcionamiento, con recursos limitados. Hay escasez del 65% de la insulina necesaria y falta la mitad del suministro de sangre. La disponibilidad de camas hospitalarias se ha reducido a 1,500, la mitad de las que había en 2023, lo que ya era insuficiente para atender a una población de más de 2 millones de personas.
La situación se agrava con la falta de productos de higiene, que ha disminuido un 85% desde septiembre de 2023, afectando especialmente a un millón de mujeres. Las ONG denuncian que durante casi un año se ha bloqueado la entrada de alimentos, medicinas, y suministros esenciales, mientras los ataques militares israelíes continúan.
Israel, por su parte, ha defendido que a través de su organismo COGAT ha facilitado el ingreso de ayuda humanitaria, culpando a Hamás de bloquear su distribución y a agencias como la UNRWA de no entregar adecuadamente los productos. Sin embargo, las organizaciones insisten en que la situación es crítica y empeora día a día.
