Por: Román Ortega
En México hay poco más de 2 millones de jornaleros, es decir, personas que trabajan en la agricultura que reciben el pago de un salario y que cuentan con un lugar fijo de residencia, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo del INEGI, correspondiente al cuarto trimestre de 2022.
Sin embargo, el número de trabajadores del campo no cuantificados, es decir, la cifra negra es difícil de medir. Lo que sí se pueden identificar dos grandes sectores que no son tomados en cuenta en las cifras oficiales. Uno son los migrantes centroamericanos y otro los niños menores de 12 años que viajan con sus padres y los ayudan en las labores agrícolas.
Edith Gutiérrez Vázquez, investigadora del Departamento de Estudios Regionales UdeG "La esposa, el esposo y los hijos. Esos niños y niñas colaboran en el trabajo, esos famosos trabajadores familiares sin pago, y no están siendo reportados como jornaleros abonan a la actividad económica".
La mayoría de los trabajadores del campo que forman parte de la llamada cifra negra carecen de condiciones laborales dignas así como de prestaciones de ley.
Un caso es el de Juanito, quien llegó el 16 de agosto de 1985, al rancho Los Pinos, en el estado de Baja California. Ahí duró 11 años y en los años posteriores ha trabajado para diferentes patrones, sin los beneficios que marca la ley en la materia.
Es el reclamo de Juanito, "ninguno de los patrones reconoce los derechos de los trabajadores, pisotea nuestros derechos, nada de aguinaldos, nada de prestaciones, nada de vacaciones. Cuando se enfermaba alguien le daban un pase y se iban al seguro".
Algunos de los estados con mayor migración de jornaleros son Baja California, Durango, Guerrero y Michoacán; mientras que las entidades que más trabajadores del campo reciben son: Colima, Nuevo León, Hidalgo, Puebla y Sinaloa.