Carlos Pérez Hernández de origen Zapoteco migró para trabajar como jornalero agrícola en Sinaloa y actualmente se encuentra estudiando la carrera de Ingeniería en energías renovables en Culiacán.
Éste jóven de 27 años caminó descalzo en su pobreza sobre la zona montañosa de Oaxaca y bebió del agua transparente que brota desde el fondo de esa tierra accidentada también conocida como Sierra Juárez.
En esos paisajes sin esperanza su futuro debía ser el mismo de sus padres, abuelos, bisabuelos y todos sus ancestros indígenas que solo conocieron el idioma zapoteco.
Sin embargo, su corazón tenía el deseo de aprender como un fuego encendido y logró visualizar un panorama de oportunidades más allá de lo que miraban sus ojos.
Cuándo llegó a Culiacán en el año 2016 rápido se integró al mundo laboral, sin embargo nunca fue conformista y poco a poco fue cumpliendo sus sueños: en 2018 se integró a la Universidad Técnica de Culiacán donde actualmente se está preparando para ser ingeniero en energías renovables.
No tardó mucho para que las puertas laborales dentro de la Universidad se le abrieran, se le brindó la oportunidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo.
Aunque muchas personas le dijeron al jóven zapoteco que no iba a poder por ser indígena, Carlos se siente orgulloso porque está demostrando que sí se puede, además que descubrió que hay lugares donde son valorados, y comentó que Sinaloa, es uno de los lugares donde él se siente valorado y reconocido.