La implementación de la ley seca a nivel nacional durante las elecciones podría causar una pérdida económica significativa para el sector empresarial, reduciendo los ingresos de un 40% a un 60%. Esta proyección fue reportada por la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (CANIRAC) y la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), según un especialista en mercadotecnia de la UAS.
Ligia del Carmen Cosío Cabanillas, adscrita a la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), manifestó que esta medida, que prohíbe la venta de alcohol durante los comicios, ha sido criticada por no tener un impacto negativo significativo en el consumo de alcohol en esas fechas.
Cosío Cabanillas indicó que la restricción provoca que las personas busquen alcohol adulterado o recurran a los "aguajes", tiendas informales que venden alcohol ilegalmente. La ley seca induce un comportamiento de "psicología inversa", donde la prohibición incita a las personas a buscar maneras alternativas de adquirir alcohol.
"Esta situación no solo pone en riesgo la salud pública, sino que también afecta directamente a los trabajadores del sector servicios, como meseros y meseras, quienes experimentan una reducción en sus ingresos debido a la disminución de las propinas voluntarias, ya que los clientes tienden a gastar menos," añadió Cosío Cabanillas.
Además, la especialista explicó que este fenómeno provoca pánico entre los consumidores, quienes empiezan a comprar alcohol desde dos días antes de las elecciones, creando un mercado negro y aumentando el riesgo de consumo de productos no regulados.
Otro aspecto preocupante es el cambio en el comportamiento de la población en áreas rurales. Según Cosío Cabanillas, en los pueblos, las personas optan por no salir a establecimientos como taquerías, prefiriendo almacenar alcohol en sus hogares y consumirlo en privado. Este patrón no solo afecta las ventas de los pequeños negocios locales, sino que también altera la dinámica social y comunitaria.
