Los líderes de los países africanos, que se enfrentaron en un conflicto con decenas de miles de muertos entre 1998 y 2000, han firmado el documento de paz en una ceremonia sin discursos. Ambos mandatarios se han sentado en mesas enfrentadas en una lujosa sala del Palacio de la Paz de Yeda, en el oeste de Arabia Saudí, presidida por un gran cuadro del fallecido rey Abdelaziz, fundador del reino.
El presidente de Eritrea, Isaias Afwerki, y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, este domingo han firmado un histórico acuerdo de paz entre ambos países en una ceremonia en Yeda (Arabia Saudí) con el que ratifican el proceso de normalización de sus relaciones.
Los mandatarios han firmado la paz en la presencia del rey saudí, Salman bin Abdelaziz, anfitrión del encuentro, y el secretario general de la ONU, António Guterres, han informado medios oficiales saudíes que tuvieron acceso al acto.
Tras la firma del acuerdo, el monarca saudí ha impuesto a los mandatarios de Eritrea y Etiopía el Gran Collar del rey Abdelaziz, la condecoración más importante que concede el país, ante el aplauso de las decenas de presentes en la sala.
La firma del acuerdo ratifica la decisión tomada el pasado julio por los líderes de los dos países africanos de poner fin al "estado de guerra" que ha continuado imperando entre estas naciones vecinas después del final del conflicto, en 2000.
Eritrea se independizó de Etiopía en 1993, pero las disputas fronterizas llevaron a los dos países a una guerra que se prolongó entre 1998 y 2000. Pese al final del conflicto armado, no hubo firma formal de paz, y las fronteras han permanecido cerradas hasta el pasado martes, cuando volvieron a abrirse por primera vez en 20 años.
Las relaciones entre los dos países del cuerno de África mejoraron en los últimos meses tras la llegada al poder el pasado mes de abril del joven y reformista primer ministro etíope, de 42 años.
El 9 de julio ambos líderes firmaron un acuerdo de paz, que ponía fin al largo estado de guerra, visitaron los respectivos países y restablecieron sus respectivas embajadas en Asmara y Adís Abeba.
Ese pacto también dio como frutos el restablecimiento de las conexiones telefónicas, la reapertura de líneas aéreas directas y una mayor cooperación económica y comercial, algo de especial importancia para Etiopía, porque este país carece de salida al mar.
