Lizeth tiene 26 años. La noche del 25 de marzo estaba con un hombre, al que le decían el Gringo. Ambos fueron privados de su libertad, y días después él apareció asesinado en Mazatlán. Ella sigue desaparecida, aunque a su madre le han dicho que está en Culiacán, como indigente, vagando y durmiendo en las calles.
"La muchacha no vivía conmigo porque ella anda en las drogas. Se iba con un amigo el día que la levantaron, o sea que levantaron a los dos, pero al muchacho lo encontraron ya muerto, pero mi hija no aparece todavía, supuestamente porque la habían confundido con otra muchacha, por eso es que la soltaron a ella", expresó.
La señora Silvia supo de la desaparición de su hija hasta la segunda semana de abril, cuando amigas de Lizeth le dijeron que aquella vez que fue privada de su libertad un grupo de personas se la llevó posiblemente por el uso constante de drogas que consumía.
La señora comenzó su búsqueda en el Puerto, con fotos y pancartas pegadas en postes de luz y teléfono. Publicó esas mismas fotografías en redes sociales.
Apenas el 17 de abril un hombre le habló a uno de los teléfonos que dejó en las pancartas para decirle que en Culiacán vio a una mujer parecida, pero que lucía desaliñada y desorientada.
"El señor se va de vacaciones a Mazatlán y él llegando ve todas las publicaciones y es como se pone en contacto con mi hija, que él la vio visto en Culiacán, en su local y todo eso, pero pues anda desaliñada y todo", dijo.
El hombre la vio en un local en una plaza al sur de Culiacán, y luego, tras pedirle que se fuera del lugar, la volvió en una gasera, donde pidió utilizar el baño. Ahí le tomó una fotografía, que sirvió para que la señora Silvia se desplazara a Culiacán desde el 18 de abril.
Ese día comenzó búsquedas en vida, preguntando en abarrotes, gasolineras y pegando pancartas para saber de su posible paradero.
Lizeth podría estar desorientada y aturdida tras no haber consumido drogas ilegales desde su desaparición y por estar en una ciudad ajena.
En Mazatlán se quedó su familia, sus dos hijas, una de ocho y otra de cinco años, que viven con su abuela prácticamente desde que nacieron.
La señora Silvia viaja todos los días de Mazatlán a Culiacán. Les dice a las niñas que viaja para trabajar con su madre.
La última pista que tuvo de Lizeth es que estuvo pidiendo dinero en el crucero del bulevar Francisco I. Madero y bulevar Revolución. Ahí un par de mujeres y un hombre que limpiaban parabrisas le contaron que decía que necesitaba volver a Mazatlán, pero a la fecha no hay tampoco un indicio de que lo haya hecho.