En los procesos electorales, la coacción y compra del voto representa un desafío para la democracia. La ciudadanía que habita los sectores populares a menudo enfrenta situaciones en las que su derecho al voto libre y en igualdad de condiciones es comprometido.
Y es que la historia de las elecciones en México está plagada de métodos como la "urna embarazada", que era el llenado de urnas con votos de personas que no acudieron a sufragar, utilizados para manipular los resultados. Aunque estas prácticas han disminuido, la compra y coacción del voto sigue siendo un problema.
"Lo que lo que sigue siendo grave, es que haya gente que piense que todavía y gente que lo acepte por la por la marginalidad en que está, la pobreza en la que se encuentra en las necesidades que tiene, pero eso ya no es el grueso es una parte", dijo Lerins Varela, politólogo.
La clave para evitar esta práctica antidemocrática, está en la educación y en la politización de la ciudadanía, lo que en últimos años ha ido avanzando.
"La politización es justa y necesaria, no estoy hablando de partidización (...) cuando se habla de politizar es que la gente tiende a tomar conciencia por información que se da de sus derechos", agregó.
Aun así, mientras haya sectores marginales, las malas prácticas en los procesos electorales, serán difíciles de erradicar. No obstante, la participación ciudadana es fundamental para fortalecer el sistema democrático, y eso implica ir más allá del mero acto de votar. Iniciativas como la revocación de mandato, el plebiscito y el referéndum son herramientas de la democracia participativa que pueden empoderar a los ciudadanos y fomentar una mayor transparencia y responsabilidad en la administración pública.