Tras meses de saturación, migrantes han abandonado de manera paulatina los albergues y sitios públicos de Tijuana, en la frontera de México con Estados Unidos, por las fallas en la aplicación estadounidense CBP One, por lo que ahora se dirigen a otros puntos fronterizos para buscar una cita.
Los migrantes han caído en la desesperación porque la aplicación, la herramienta oficial de Estados Unidos para procesar las solicitudes migratorias, se satura por la cantidad de personas en esta parte de la frontera, por lo que ahora intentarán en otras ciudades limítrofes.
Paola Jiménez Salgado, originaria del estado mexicano de Guerrero, compartió a EFE que ella salió hace seis meses de su ciudad natal con tres hijos por la violencia y durante cinco meses estuvo pidiendo la cita mediante CBP One para ingresar por el puerto fronterizo de El Chaparral, pero nunca tuvo éxito.
Hace unos días comenzó a buscar por otras partes de la frontera y cuando aplicó para cruzar por Matamoros, en el estado mexicano de Tamaulipas, en el otro extremo de la frontera, consiguió una, por lo que ahora, con otras 18 personas más, tomaría un vuelo para partir rumbo a aquel estado para presentar su caso.
Karla Ruiz Gutiérrez, de Guatemala, es otra de las migrantes que recurrió a las alternativas.
"Me vine por extorsión, persecución y amenazas de muerte. Tenía un mes y 23 días esperando en el albergue y buscando la cita mediante la aplicación CBP One pero nada, hasta que la pedimos para Matamoros y nos cayó", contó a EFE.
"Aquí (en Tijuana) pareciera que está cerrada la frontera porque no caen las citas, por eso la cambié porque aquí está saturado o está cerrado y no cae ninguna cita, no cae nada de citas, desde que yo vine acá no ha llegado ninguna y en cuanto la pasamos para allá en tres días me llegó", manifestó.
El gran costo económico de migrar
Tijuana ha sido uno de los puntos focales del flujo migratorio "sin precedentes" de México y Centroamérica, como ha advertido antes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que el mes pasado señaló un incremento anual de más del 60 % de la migración irregular que atraviesa territorio mexicano en 2022.
Ante la saturación, Estrella Díaz, originaria también del estado mexicano de Guerrero, compartió a EFE que ella llevaba cuatro meses buscando una cita por el puerto fronterizo de El Chaparral, pero tampoco llegó y la semana pasada la pidió hacia Matamoros y al día siguiente se la dieron.
Estrella dice sentirse agradecida de finalmente tener una cita, aunque reconoció que ello significa "otro gasto fuerte y la economía está muy difícil".
"Pero nuestros familiares que están allá respondiendo por nosotros son los que están haciendo el esfuerzo de cubrir los gastos y consiguiendo para que nos podamos trasladar", relató.
Una de las mujeres migrantes que pidió guardar su identidad, quien llegó a Tijuana con sus dos niños y es originaria de Guerrero, también llevaba seis meses esperando antes de conseguir su solicitud.
"El tiempo de Dios es perfecto y da la razón, espero que sigan cayendo las citas, pero más cercanas porque hay personas que no tienen los recursos para moverse, porque sí es un gasto grande el que se hace", recalcó.
Citas les devuelven la esperanza
Para las mujeres y madres migrantes consultadas, quienes estuvieron en el albergue Ágape Misión Mundial, en una de las zonas más conflictivas de Tijuana, el haber esperado tanto en este espacio y otros por donde también pasaron, les resultó complicado, pero tener las citas les ha devuelto la esperanza.
"Tener tanto tiempo aquí esperando y no tener respuesta también ha sido desesperante. Lo único es que pedimos a Dios que nos vaya bien y que nos brinden la atención que nosotros necesitamos para cruzar del otro lado", expresó Paola Jiménez.
Karla Ruíz coincidió en que "sí es complicado" porque ir a otra ciudad "es un cambio radical y volver a empezar".
"Pero siempre con la ilusión de que al poco tiempo llegue el asilo y, claro, me renueva esa ilusión de llegar para allá (EE.UU.) después de tanto tiempo. Ya teniendo fecha me siento más segura", puntualizó.
Manuel Ayala // EFE