La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una grave advertencia sobre el alto riesgo de brotes epidémicos en Líbano, afectando tanto a la población desplazada como a la comunidad en general. Durante una teleconferencia desde Beirut, el experto Ian Clarke señaló que la situación sanitaria en el país es crítica, con un acceso limitado a servicios médicos esenciales. Esto ha aumentado la vulnerabilidad de la población a enfermedades como la diarrea aguda, la hepatitis A y otras que pueden prevenirse con vacunas.
Clarke destacó que la atención de emergencia y los servicios de traumatología son cada vez más difíciles de obtener, especialmente para aquellos heridos en el contexto del actual conflicto. Líbano ya enfrentaba un sistema de salud debilitado por la migración masiva de profesionales médicos en los últimos cinco años, así como la entrada restringida de insumos médicos y la falta de acceso confiable a la electricidad.
Un factor que complica la situación es que Líbano alberga el mayor número de refugiados per cápita en el mundo. Se estima que hay aproximadamente 1.5 millones de refugiados sirios en el país, además de al menos 11,000 refugiados de otras nacionalidades. Antes del inicio de los recientes bombardeos a gran escala por parte de Israel, se calculaba que el 25% de la población total del Líbano, alrededor de 5.7 millones de personas, eran refugiados.
La crisis humanitaria se ha agravado debido a la reciente escalada de violencia, lo que ha llevado a la OMS a actuar. La organización ha suministrado 116 toneladas de material médico a las autoridades libanesas, que incluyen insumos para realizar 4,000 cirugías y tratamientos para el cólera. También se han proporcionado medicamentos para atender a 10,000 pacientes con trastornos de salud mental.
La situación actual representa un desafío monumental para el sistema de salud de Líbano, que ya estaba al borde del colapso. La combinación de un gran número de desplazados, un sistema sanitario deteriorado y la creciente escasez de suministros esenciales pone en riesgo la vida de millones de personas.
Los expertos de la OMS subrayan la urgencia de que se tomen medidas efectivas para prevenir un desastre sanitario. La falta de atención médica adecuada puede llevar a un incremento de enfermedades contagiosas, poniendo en peligro la salud pública y complicando aún más la crisis humanitaria en la región.
