Uno de estos casos es el de Flor, una joven enfermera que diariamente sale a trabajar, atendiendo a sus pacientes con dedicación, quien hace unos días se sintió discriminada simplemente por portar su uniforme blanco.
Al salir de su trabajo para dirigirse a casa después una larga jornada de trabajo un chófer le negó el servicio de transporte público.
La joven enfermera señala que ellos como parte del personal médico que en determinado momento podría tener contacto directo con pacientes confirmados de COVID-19 toman las medidas necesarias para evitar ser portadores del virus, ya que al entrar a áreas de riesgo visten ropa especial y no sus uniformes, sin embargo ante este panorama donde podría ser víctimas de algún tipo de agresión ella y muchos de sus compañeros han decido dejar de portar con orgullo sus uniformes.
Con información de Kathia Valdez