Nueva York, 20 may (EFE).- Hace ahora 140 años -exactamente el 24 de mayo de 1883- se inauguró el famoso puente de Brooklyn que unió para siempre el condado de ese nombre con la isla de Manhattan, hasta entonces conectados solo con un transbordador, y se convirtió pronto en una referencia de la ingeniería mundial y luego postal obligada de todo visitante a Nueva York.
Unas 150.000 personas lo cruzaron ese día, tras pagar una tarifa de un centavo. La primera fue Emily Roebling, nuera del diseñador del puente, el alemán John August Roebling, que murió antes de que se construyera. Fue Emily, sin ser ingeniera, la que finalmente supervisó el proyecto hasta el final.
UNA ESTAMPIDA HUMANA Y UNA MANADA DE ELEFANTES
Muchos dudaban de la resistencia de un puente tan grande, con 1.833 metros de largo, y este temor pudo ser el origen de una estampida, pocos días después de su apertura, que causó doce muertes y siete heridos graves, según la Sociedad Histórica de Nueva York.
Para convencer a los neoyorquinos sobre la firmeza del puente por el que además debía pasar un tren, se pensó en el circo Barnum: ¿qué animales podían aportar para ponerlo a prueba? Y así, el 17 de mayo de 1884, los 21 elefantes del circo (4 toneladas cada uno), liderados por su jefe Jumbo, desfilaron por el icónico puente acompañados por 17 camellos de entre 600 y 1.000 kilos.
Aquello fue todo un espectáculo que obnubiló a los neoyorquinos, dio publicidad al puente y despejó dudas sobre la solidez de esta obra de piedra caliza, granito, cemento y acero.
FUE EL PUENTE COLGANTE MÁS LARGO DEL MUNDO
Por este puente de dos niveles pasan diariamente 116.000 automóviles por seis carriles, más 3.000 ciclistas en dos carriles ad hoc, y por encima de ellos lo cruzan al día 30.000 personas en la plataforma superior.
Durante dos décadas el de Brooklyn -cuya construcción tomó 14 años su construcción y costó la vida a 27 trabajadores, incluido el ingeniero Roebling- fue el puente colgante más largo del mundo y el primero suspendido con cables de acero, una innovación tecnológica en ese momento. Pero el reinado le duró poco, ya que veinte años después fue "destronado" por el de Williamsburg, que se inauguró en 1903 y también conecta Brooklyn con Manhattan.
"A partir de ese punto, los puentes comenzaron a hacerse más grandes y más largos, pero todo el conocimiento o la tecnología se basó en el diseño que se usó para el puente de Brooklyn", dijo a EFE Paul Schwartz, comisionado adjunto de la División de Puentes del Departamento de Transporte (DOT) de la ciudad.
Incluso los cuatro cables principales que lo sostienen siguen siendo los originales de la estructura, comentó Schwartz, que supervisa todos los aspectos del diseño, construcción, rehabilitación y reconstrucción, mantenimiento, operación y administración de casi 800 puentes y túneles bajo la jurisdicción del DOT.
En los últimos 20 años esta agencia ha invertido más de mil millones de dólares en contratos de construcción para este puente, que van desde la reparación del acero hasta la pintura, o para realizar mejoras a los cimientos para hacerlos más resistentes a un temblor, explicó Schwartz.
A eso se suma, -agregó- el trabajo del personal de la agencia, como electricistas o los que se encargan de que esté perfectamente lubricado porque "el puente está diseñado para moverse. Hay puntos en que deben asegurarse de que puedan moverse y por lo tanto, eso requiere lubricación. Tenemos plataformas móviles debajo del puente que permiten a los inspectores vigilar de cerca la estructura", destacó.
En este momento está siendo remozado y como parte de ello se ha hecho una limpieza profunda -la primera desde su construcción- de las piedras de granito, que las ha despojado del color marrón, del polvo acumulado de un siglo, hollín y contaminación, para devolverle su brillante gris original del siglo XIX.
UN PUENTE DE PELÍCULA
Un paseo por el icónico puente, donde se han filmado muchas películas como "Godzilla", "Cloverfield" o "The Amazing Spiderman 2", permite disfrutar de los rascacielos, el distrito financiero, el puente de Manhattan y de la inmensidad del río.
Del lado de Brooklyn se llega a la popular zona moderna de Dumbo, con sus cafés y restaurantes rodeados de árboles, y, de noche, desde cualquier punto de allí, las luces de las torres de Manhattan son otro gran espectáculo.
La ciudad está lista para su 140 aniversario el 24 de mayo, que según el comisionado de Transporte, Ydanis Rodríguez, es además un símbolo de unidad entre EE.UU y Alemania, en referencia a la nacionalidad del ingeniero Roebling.
Como símbolo de esa unidad, Rodríguez entregó esta semana al cónsul alemán en Nueva York, David Gill, un ladrillo original usado en su construcción.
"Este puente representa lo que es Nueva York: una ciudad de gente trabajadora, una ciudad que se levanta (tras la pandemia)", comentó a EFE.
El puente fue designado Monumento Histórico Nacional en 1964 y Monumento Histórico Nacional de Ingeniería Civil en 1972.
Ruth E. Hernández Beltrán