Sistemas de riego generan costos elevados por sequía
México es el séptimo país en el mundo con mayor superficie de riego, por lo cual alrededor del 80 por ciento del agua disponible es utilizada para la irrigación de las 6.5 millones de hectáreas que se siembran.
Destaca el caso de Sinaloa, al ser uno de los mayores productores del país y considerada como la entidad con mayor tecnificación y modernización en la agricultura.
De acuerdo con datos de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), la superficie agrícola total del estado es de 800 mil hectáreas de riego, y 700 mil de temporal, que representan anualmente una producción de 10 millones de toneladas de alimentos, con un valor que ronda los 40 mil millones de pesos.
Sin embargo, en los últimos años los productores manifiestan preocupación por la insuficiencia del agua, ya que además de los problemas de sequía se enfrentan al deterioro de la infraestructura hidrológica, la falta de apoyos para los programas de tecnificación de riego, y el alto costo del bombeo de agua.
Para la temporada pasada, el ciclo agrícola otoño-invierno 2020-2021, se autorizaron 750 mil hectáreas como superficie de siembra por la disponibilidad de agua en la presas, sin embargo al no haberse presentado lluvias copiosas en verano el suelo requirió más agua de la esperada, generando problemas para los módulos de riego.
Para esa misma temporada se decidió sembrar 70 por ciento de la superficie con productos de mediana demanda de agua y 30 por ciento de baja demanda, sin embargo debido a la situación de sequía que continúa viviéndose en el estado será necesario optar por cultivos de baja demanda de agua para el próximo ciclo agrícola.
También, los módulos de riego ven necesario que en el próximo presupuesto de egresos de la Federación se contemple presupuesto para que puedan eficientar el uso del agua a través de la modernización de los sistemas de riego, mejoras en la infraestructura hidrológica, y adquisición de maquinaria que permitan tener un mejor uso del vital líquido y afrontar los problemas de sequía sin reducir la producción que es necesaria para conseguir la solvencia alimentaria que tanto menciona el Gobierno Federal.
