Un bolero con más de 30 años de trabajo en la plazuela de la República en el centro de Mazatlán, es Juan Manuel, y asegura que es una tradición que se perdió debido al arribo del calzado chino y barato que impera en el mercado mundial.
"No pues ha disminuido demasiado, porque yo tengo 35 años laborando y he visto que va en decadencia. El trabajo ya no nos cae como en aquellos tiempos. Pienso que se debe a la falta de cultura de las nuevas generaciones que no tienen la cultura de belear el zapato como en aquellos tiempos", recordó Juan Manuel, bolero plazuela República Mazatlán.
Aunado a esta escasa cultura del boleado, la crisis es otro factor que ha obligado al porteño a dejar de poner tinta y crema al zapato en la plazuela del primer cuadro.
En cuanto al turismo, este no se bolea sino que es más de usar sandalias y zapato tenis. Para don Humberto Lizárraga, bolearse desde la década de los 80 con Juan Manuel, es todo una tradición y recordó que el calzado de hoy no es lo mejor que se ha puesto.
"Pues el cochinero de zapato que hacen ahora. Antes duraba mucho.Boleandolo duraba mucho, hasta la suela era de cuero. Ahora puro plástico y pegado con pegamento", opinó Humberto Lizárraga, cliente.
"El turismo por lo regular se maneja con tenis y chanclas para la playa. Realmente el turismo no nos deja beneficio. El zapato viene muy sintético muy desechable. Nos llega continuamente el calzado que se despega, nos lo traen a pegar", dijo Juan Manuel, bolero plazuela República Mazatlán.
El arte del boleado es más que tinta y crema en el zapato, todo depende de una buena piel en el calzado, dijo Juan Manuel.