Las autoridades están rebasadas en la atención de la contaminación que se genera por el derrame de lixiviados de los vertederos de Picachos y Hassars hacia el arroyo Milpillas y que deriva en la cascada de Huaxtla, consideró el investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Salvador Peniche.
Para el investigador, el modelo de recolección y destino final de desechos está a la inversa, puesto que antes de determinar un lugar para dejar los desechos, se tendrían que analizar estrategias para no generar tanta basura y con ello, no habría un vertedero lleno de lixiviados que con las lluvias, van a parar a cuencas y ríos.
Cuando el daño ya está hecho, limpiar las zonas afectadas es muy complejo, puesto que cada contaminante conlleva un tratamiento especial, pero por algo se tiene que empezar para generar un cambio.