El basurero Los Laureles es el más grande del estado, mide 60 hectáreas, almacena un volumen de residuos superior a los 18 millones de metros cúbicos y ya comenzó el proceso para su cierre y abandono, ante los reclamos sociales por irregularidades como la contaminación por lixiviados, los residuos líquidos de la basura.
El basurero está en Tonalá, en un predio propiedad del Ayuntamiento de Guadalajara, y está rodeado de poblaciones antiguas como Tololotlán o nuevas como el fraccionamiento Parques del Triunfo, que se extendió junto al basurero gracias a la corrupción, pues normas ambientales y urbanas prohíben los asentamientos humanos junto a rellenos sanitarios, como advierte la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) en su recomendación 18/2020.
Según el Plan de Cierre, Rehabilitación y Abandono del relleno sanitario, Los Laureles inició como un tiradero de basura a cielo abierto en 1986. De ese tiempo, se conserva un espacio de alrededor de 12 hectáreas donde no existe una geomembrana impermeable al fondo de la montaña de basura en que se convirtió el tiradero, y por ahí continúan filtrándose lixiviados al subsuelo y los mantos acuíferos.
La empresa Caabsa Eagle comenzó a operar el tiradero en 1994 y desde entonces fue creciendo hasta alcanzar las 60 hectáreas de extensión en 2016, gracias a un amparo, pues la autoridad ambiental le negó el permiso de ampliación.
En 2018, Caabsa intentó ampliar nuevamente el basurero y regularizar los espacios que sin autorización ambiental ya recibían residuos nuevamente, pero antes de recibir la autorización de la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET) un gran incendio detuvo sus planes en abril de 2019.
El incendio duró ocho días y consumió más de ocho hectáreas del basurero, lo que ocasionó una contingencia atmosférica en el Área Metropolitana de Guadalajara y que enfermaran personas que viven en poblaciones cercanas.
"Por lo que respecta al incendio suscitado en abril de 2019 al interior del vertedero mencionado, quedó demostrada la violación de derechos humanos, ya que el mismo originó una enorme cantidad de humo en el ambiente, perjudicial para la salud, calidad de vida y desarrollo no solo de la población aledaña al vertedero, sino de toda el Área Metropolitana de Guadalajara", señala la CEDHJ.
Ante la presión social que se desató tras el incendio, con pobladores que exigían el cierre del basurero, el gobierno de Jalisco tuvo que anunciar el cierre para 2021.
"Ha iniciado formalmente el proceso de cierre del vertedero de Los Laureles", anunció el gobernador Enrique Alfaro el 17 de septiembre de 2019, "el proceso va a llevar todavía algunos meses, 24 meses de transición, pero a partir de este momento inicia ya formalmente el proceso de cierre".
Al validar el Plan de Cierre, Rehabilitación y Abandono del basurero, el 23 de julio de 2020, la SEMADET emplazó a Caabsa para concluir operaciones en septiembre de 2021.
Pero a 20 días de que se cumpla el plazo, los avances son mínimos y no hay otro lugar para llevar las más de 3 mil toneladas de desechos diarios que recibe Laureles de Guadalajara, Tonalá, Tlajomulco, El Salto y Juanacatlán.
Mientras tanto, continúan las irregularidades en la operación del tiradero: cientos de pepenadores en el punto, nulo manejo del biogás, zonas habitacionales cercanas, la falta de cobertura diaria de la basura o una de las anomalías más importantes: la contaminación con lixiviados, esos jugos que emanan de la basura.
En el Plan de Cierre, la empresa Caabsa reconoce que la Planta de Tratamiento de lixiviados nunca ha funcionado.
Según pruebas de laboratorio, los lixiviados contienen altos contenidos de sustancias tóxicas como: cadmio, cromo y plomo.
Y esas sustancias se escapan del basurero hacia los mantos acuíferos y arroyos.
La propia CEDHJ ha documentado fugas de lixiviados en el basurero que contaminan arroyos como el "Popul" y otros cauces y canales que desembocan en un río ya célebre por su toxicidad: el río Santiago, que pasa a menos de un kilómetro del basurero.
La empresa Caabsa, responsable del manejo irregular del vertedero, ha reconocido en informes a la autoridad que los niveles de contaminantes en el río Santiago aumentan después de su paso junto al basurero.
Y los pocos lixiviados que sí se tratan de este basurero también contaminan.
Pues como Caabsa no tiene planta de tratamiento, desde que se ordenó el proceso de cierre en 2019 la empresa comenzó a enviar pipas cargadas de lixiviados a la planta de tratamiento de Agua Prieta, de la Comisión Estatal del Agua.
Pero la planta de Agua Prieta tiene tecnología para aguas residuales domésticas, no para lixiviados, por lo que los principales tóxicos no son removidos y tras el tratamiento y son arrojados al río Santiago.
LÍNEA DEL TIEMPO DEL BASURERO LOS LAURELES: