Este fin de semana llegó la caravana de migrantes procedente de Querétaro e Irapuato, para descansar y seguir su camino rumbo a los Estados Unidos.
Con sus mochilas cargadas esperanza y cobijas para protegerse del frío, los migrantes llegaron visiblemente cansados al auditorio Benito Juárez.
Salieron a las 5 de la mañana desde Irapuato y recorrieron más de 200 kilómetros bajo un intenso sol hasta llegar a Guadalajara, a ratos a pie, a ratos en aventón que les ofrecían los traileros en el camino.
"La verdad a mí me tocó caminar una hora y me dieron jalón en un tráiler, ya después nos trajeron en un camión desde la central. Salimos por un sueño de nuestro país porque nuestro país no hay privilegios, tenemos nuestras familias, tenemos nuestros hermanos, tenemos que salir aventurar sin saber si vamos a regresar, pero le hacemos la lucha para salir adelante", Albert Miranda, migrante hondureño.
El viaje ha sido cansado, pero el buen trato que han recibido por parte de la mayoría de los mexicanos en las ciudades a las que han llegado, les ha ayudado aligerar la carga física y emocional de haber dejado a su familia en su país de origen.
"No, súper bien a donde hemos llegado la gente se ha portado súper bien. Nos han recibido, nos han tratado súper bien. Le agradecemos a todo México porque dondequiera que hemos llegado nos han apoyado", Juana, migrante hondureña.
El auditorio Benito Juárez fue acondicionado con baños y regaderas; colchonetas y cobijas para que duerman, una cocina para brindarles alimento caliente y un hospital para darles atención médica a quienes así lo requiera.
"Aquí en Guadalajara, nos han atendido muy bien, las personas muy atentas, nos han brindado hospedaje, ropa, comida, zapatos, todo lo necesario, incluso medicamentos; nos han apoyado con doctores para los niños, para todos, para ancianos, porque aquí venimos de todos niños, ancianos. Ya nos dieron de comer y nos atendieron muy bien", aplicó Carlos Eduardo Romero migrante hondureño.
Los más grandes incluso se dieron tiempo y un espacio para jugar una cascarita de fútbol con los voluntarios.
Además los niños encontraron un espacio para divertirse un rato con juegos y otras actividades organizadas por el personal del DIF.