Familiares de Blanca Lilia Rodríguez, una de las tres mujeres asesinadas por Gabriel Alejandro N, la tarde del pasado miércoles, le dieron el último adiós en el de Zapotlanejo, en donde tenían su domicilio.
Alrededor de las 11:45 horas la carroza fúnebre salió de la casa funeraria, acompañada de todos los seres queridos de Blanca Lilia quienes a paso lento caminaron tres cuadras hasta llegar a la parroquia de nuestra señora del Rosario en el centro de Zapotlanejo, donde se ofreció la misa de cuerpo presente.
Rodolfo Pérez, esposo de Blanca pide que se haga justicia y que las autoridades hagan su trabajo para que el causante sea castigado con todo el peso de la ley. "Pues, le reitero, pido justicia, pido que hagan su trabajo, que no vaya a salir libre, que no vayan a tomarlo como un loco, porque él sabía lo que hacía. Lo hizo con premeditación, con ventaja, lo hizo, lo tenía planeado, entonces que por favor realmente hagan su trabajo. Pues habla de una persona mal, no sé cómo, mal en muchas situaciones, una persona psicópata que no debe estar libre, que debe estar en su lugar".
Rodolfo y su familia son originarios de la Ciudad de México, pero hace tres años llegaron a Zapotlanejo, huyendo de la inseguridad de la capital del país y buscando una mejor calidad de vida para sus hijos, sin imaginarse que esa inseguridad terminarían con la vida de su esposa. "Mejor calidad de vida para los niños, más tranquilidad, porque somos originarios de la Ciudad de México. Entonces lo decidimos y todo estaba muy bien hasta el día de antier. Era un cambio de vida, menos inseguridad, por eso lo hicimos. Mejor calidad de vida para los niños principalmente y también pensando en la inseguridad que se vive en la Ciudad de México".
Todos los días Rodolfo dejaba a su esposa en su trabajo y después se iba a sus labores. Ya por la tarde pasaba por ella a la universidad o se veían en un punto intermedio. El pasado miércoles, Rodolfo llamó a Blanca para avisarle que ya iba por ella a su trabajo pero nunca le contestó y siguió su camino hacia el UTEG.
Cuando llegó al plantel se sorprendió por la movilización de patrullas y ambulancias que había alrededor. Rápidamente bajó del coche y corrió desconcertado para preguntar qué había sucedido.
Llegó hasta la cinta amarilla con la que los policías acordonaron la escena del crimen. Le preguntó a un oficial que que había ocurrido, pues su esposa trabajaba en la en esa universidad.
El oficial le preguntó el nombre de su mujer y caminó hacia la escuela. Minutos después regresó, levantó la cinta amarilla, le pidió que pasara y lo llevó hasta donde se encontraban los agentes de la Fiscalía del Estado, quienes le informaron que su esposa había sido asesinada junto con una compañera por un sujeto que también dejó herido a otro compañero de trabajo.
"Me comenta que todos están bien, pero que hay dos personas que perdieron la vida. Dos recepcionistas. Entonces, pues me imagino lo peor porque mi esposa estaba casi a la entrada también. Entonces, ya a pocos minutos sale por mí el oficial. Me comenta cómo se llamaba mi esposa. Vuelve a ingresar. Tarda un poco, unos minutos más y me dicen que pase. Y a unos agentes de la Fiscalía, pues ya cuando voy hacia adentro, me dijeron que querían hablar sobre mi esposa. Y pues sí, me ha llegado la noticia que no quería esperar".
Blanca Lilia dejó a su esposo y dos hijos, de tres y siete años de edad, con quienes disfrutaba su tiempo libre además de comer sushi, su platillo favorito. "Pues a ella le encantaba la comida oriental, le gustaba mucho el sushi, ella podía comer sushi diario, lo hacía. Nuestro paradigma era estar en familia, era convivir con los niños, jugar con ellos, hacer las tareas del hogar, nuestras tareas con los niños, sus deberes de ellos".