Ya son 15 días desde que la esposa del señor Juan Carlos, ingresó como paciente sospechosa de Covid-19 a la Clínica 89 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y desde esa fecha ha intentado de todo para al menos poder verla en alguna fotografía, pues dice que los diagnósticos son limitados.
Juan Carlos llevó a su esposa al hospital por sus propios medios, en un taxi, luego de que no pudiera conseguir una ambulancia. Desde que llegó y sin una prueba previa, su familiar fue diagnosticada e ingresada.
"Yo me la traje batallando en carro de sitio. Yo la traía con problemas respiratorios a causa de los pulmones y aquí, entrando, me catalogaron que luego luego viene contagiada de Covid. Yo le dije: ?Doctor, se la estoy trayendo porque le hicieron estudios en otra clínica y me dijeron que no padecía nada de eso (...) me la tuvieron una noche acá abajo, le pusieron oxígeno y le pusieron medicamentos que disque especiales para la enfermedad esa. El otro día a las 7 de la mañana me la suben al piso 2, qué porque supuestamente no había cupo y me la querían trasladar a la 46".
Finalmente, su esposa fue remitida al piso 2 para su atención Covid y a pesar de que varios médicos le prometieron que estarían al pendiente de ella, en nueve días sólo ha escuchado que está estable, sin mayores detalles; además de que reclama que en la página de internet la información tampoco es clara y en la línea de atención ni siquiera contestan.
Esto llevó al señor Juan Carlos a hacer lo posible por ver a su esposa y a esperar las 24 horas a las afueras de la clínica.
"Pasa un día, pasa otro día, pasa otro día y le digo al doctor que qué pasó con mi paciente, que cómo va evolucionando. Está estable, está estable y hasta ahí, y se va y se van, y ahí va uno como sus chuchos detrás de ellos, esperando a ver a qué hora le avientan la comida".
"Donde si me tranquilicé fue cuando subí al piso 2, que me subí con engaños. Yo tengo que saber cómo está mi paciente y se acabó. Pues ya subí yo y el enfermero que la estaba atendiendo, escuchó que yo preguntaba por mi esposa, salió del cuarto. Ella hasta me gritó, dice: ?Estoy bien, no tengan pendiente?. Me bajé tan alegre", narró.
Tras subir con engaños, el señor Juan Carlos consiguió que un enfermero le pudiera grabar un video, pero dice que no pudo ver el rostro de su paciente, lo que lo dejó aún intranquilo, pues dice que la voz no era la de su familiar.
Lo que pide, al igual que el resto de los familiares que esperan afuera de la Clínica 89, es que al menos les permitan ingresar algún teléfono o hacer una videollamada, pues lo que quieren es ver que en realidad sus pacientes están bien atendidos y estables.