La señora Soledad Rivera de 87 años, llegó desde las 6:00 de la mañana al punto de vacunación ubicado en el Iteso, con la esperanza de alcanzar una de las últimas dosis, meta que cada vez se veía más lejana con la información brindada por los Servidores de la Nación.
Y es que pasadas las 11:00, aún seguían sin información, por lo que la preocupación avanzaba, pues la señora tenía horas bajo el sol en su silla de ruedas, y el oxígeno que la mantiene cada vez estaba más vacío.
"Pues triste y contenta, porque la verdad, quién sabe. No nos dieron mucha esperanza, nada más de que se terminen las que están dando y pues si hay alguna. Acá son muy amables. Un poco más segura", dijo la señora Soledad.
"Nos dijeron que iban a pasar primero todos los que tenían ficha, que ya pasaron 826 personas, y estamos esperando porque nos dijeron que iban a llegar más vacunas y que hay la probabilidad de que podamos entrar. No, no tienen ni idea. La verdad estamos aquí por la esperanza de alcanzar y entrar. Ahora sí que es decisión de cada quien (...) si hay una fila especial para adultos con discapacidad, pero yo estoy esperando aquí porque en el caso de mi mamá trae oxígeno, y pues el oxígeno no dura tanto, entonces estoy esperando a ver si pudieran hacerme el favor de que pase poquito antes", mencionó Sandra Rivera, hija de Soledad.
Fue en medio de la entrevista, que su hija se retiró, pues una joven se acercó a ofrecerle una de las fichas que se habían dado el miércoles, luego de que su familiar no se pudiera presentar a la vacunación, por lo que con la ficha en mano, ambas se dirigieron rumbo a la puerta con la oportunidad de una de las pocas mil dosis que quedaban.