La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), puso de manifiesto su solidaridad con todas las personas y comunidades afectadas, especialmente las diócesis de Acapulco, Tlapa y Chilpancingo- Chilapa en el estado de Guerrero y el sur del estado de Oaxaca, ante los estragos ocasionados por las recientes tormentas y huracanes, en especial por el huracán OTIS.
Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey y presidente de la CEM de México, recordó que la tormenta Norma impactó las costas de Baja California como huracán de categoría 2. Once días antes, la tormenta Lidia tocó tierra en Jalisco en nivel 4, el más fuerte registrado en México en lo que va de 2023, y dejó dos muertos y más de 5 mil viviendas afectadas entre este territorio y Nayarit.
Dijo que la iglesia y sus obispos son conscientes del dolor y la angustia que embarga a miles de familias que han perdido sus hogares, bienes y medios de vida en estas zonas de desastre. "Muchas localidades sufren graves daños en su infraestructura, viéndose impedidas de acceder a servicios esenciales. Nos duele profundamente cada vida humana perdida", dijo.
Por esta situación los obispos hicieron un llamado a la unidad y fraternidad entre todos los mexicanos para que se brinde "ayuda generosa" a los damnificados, especialmente a los más pobres y vulnerables. Que nadie se quede indiferente ante el sufrimiento de los demás.
Asimismo, instaron a las autoridades de los distintos órdenes de gobierno a redoblar y coordinar esfuerzos para apoyar a las víctimas, garantizando su seguridad y abastecimiento de alimentos, agua, medicamentos y alojamiento temporal.
"Es urgente la reconstrucción de viviendas e infraestructura pública", aseveró. Desde las diócesis y parroquias se brindará acompañamiento espiritual y material en la medida de las posibilidades.
"No están solos, cuentan con nuestras oraciones y con la providencia divina que nunca abandona", finalizó.