Los artesanos de la comunidad Tócuaro, del municipio de Erongarícuaro, señalan que el cambio climático, así como la tala ilegal de árboles afectaron a la producción de las tradicionales máscaras talladas y creadas para el desfile de los diablos. Compartieron que la producción de estas piezas que se venden desde los mil pesos en adelante, se volvió más tardada, ya que se realiza con madera estrictamente del municipio, pero dada la sequía, los kilómetros que tienen que viajar para extraerla se volvieron más largos.
Actualmente se está optando también por utilizar los árboles de aguacate que ya no producen el fruto, es decir, de los que queda solamente el tronco, es así que se puede sobrellevar este impacto climático. Implica también gastar mayor combustible al tener que ir a las orillas del municipio a recolectar la fuente de producción. Aun con estas barrearas contra la tradición, cultura y pese a que lo que se paga por las máscaras no es lo justo, los artesanos lo sigan haciendo por herencia.
La artesanía en madera mexicana se destaca por su habilidad y creatividad únicas. Los artesanos mexicanos han perfeccionado sus técnicas durante siglos, transmitiendo sus conocimientos de generación en generación. Cada pieza de madera tallada cuenta una historia y representa la pasión y la dedicación de los artesanos. Entre las artesanías de madera más tradicionales en México se encuentran las máscaras talladas a mano, que se utilizan en festividades y danzas tradicionales. Estas máscaras son verdaderas obras de arte, con detalles intrincados y colores vibrantes que representan personajes y deidades de la cultura mexicana.
Forman parte de las alegorías que fascinan a un pueblo; de los ritos, danzas, juegos y ceremonias que llenan sus días. Su estilo plástico, su sentido litúrgico, es resultado de la mezcla de tradiciones prehispánicas y españolas, Erongarícuaro mantiene viva la identidad del municipio con estas.