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12 de Diciembre del 2024
Salud

¿Por qué las vacunas de COVID-19 no generan inmunidad duradera?

¿Por qué las vacunas de COVID-19 no generan inmunidad duradera?

La durabilidad de la inmunidad frente al SARS-CoV-2 ha sido uno de los enigmas más desconcertantes desde el inicio de la pandemia. A pesar de las vacunas y de la inmunidad adquirida tras infecciones previas, muchas personas continúan experimentando nuevas infecciones en un corto período

Un estudio publicado en la revista médica mensual Nature Medicine, revista revisada por pares publicada por Nature Portfolio que cubre todos los aspectos de la medicina reveló que un tipo poco conocido de célula inmunitaria de la médula ósea podría ser fundamental para entender porque algunas personas continúan experimentando nuevas infecciones en un corto tiempo. Los investigadores encontraron que las personas que recibieron múltiples dosis de vacunas contra la COVID-19, y algunos que también se infectaron con el virus, no lograron producir células plasmáticas de larga vida (LLPC), responsables de generar anticuerpos duraderos.
El estudio, liderado por científicos de la Universidad Emory, analizó a 19 participantes que habían recibido entre dos y cinco dosis de vacunas de ARN mensajero (ARNm) contra la COVID-19. A pesar de su vacunación, solo un tercio mostró presencia de LLPC que producían anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2. En comparación, casi todos los participantes tenían LLPC que secretaban anticuerpos contra otras infecciones, como la gripe y el tétanos. Este hallazgo sugiere que las vacunas actuales pueden no estar estimulando adecuadamente la producción de células plasmáticas específicas para el SARS-CoV-2.

Las LLPC son cruciales para mantener una respuesta inmune a largo plazo. Estas células, derivadas de las células B, residen principalmente en la médula ósea y son responsables de producir anticuerpos neutralizantes que protegen contra nuevas infecciones. En el caso del SARS-CoV-2, el estudio indica que la capacidad para generar estas células es significativamente menor en comparación con otros virus

El artículo destacó que uno de los principales desafíos en la evaluación de la durabilidad de las vacunas contra el SARS-CoV-2 es la aparición continua de nuevas variantes del virus, las cuales pueden evadir la inmunidad existente. Esto complica la medición de la duración de la protección de las vacunas. Además, las nuevas infecciones pueden actuar como refuerzos temporales, lo que dificulta aún más la evaluación precisa de la protección conferida por las vacunas.
Los investigadores sugieren que las características estructurales del SARS-CoV-2 pueden ser responsables de esta deficiencia en la producción de LLPC. La proteína espiga del virus, que es clave para su entrada en las células humanas, tiene un espaciamiento específico entre sus picos que puede dificultar el "entrecruzamiento" necesario para activar adecuadamente las células B.
Los hallazgos del estudio abren nuevas oportunidades para mejorar las vacunas contra la COVID-19. Por ejemplo, se ha propuesto que las partículas similares a virus (VLP) podrían presentar la proteína espiga del SARS-CoV-2 de una manera más efectiva, facilitando así una mejor activación del sistema inmunológico. Las VLP son estructuras auto ensambladas que imitan al virus pero no son infecciosas; esto podría aumentar significativamente la producción y durabilidad de los anticuerpos.

Además de las VLP, otras plataformas vacunales están siendo exploradas. La vacuna Novavax utiliza una tecnología diferente al producir espigas que se agrupan en estructuras llamadas "rosetas". Sin embargo, algunos expertos creen que estas estructuras pueden no ser tan efectivas como las VLP en términos de organización y activación inmune




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