El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció este viernes que Rusia desplegará misiles balísticos hipersónicos Oréshnik en Bielorrusia como parte de las garantías de seguridad ante lo que considera la creciente amenaza de la OTAN en Europa del Este. Este despliegue busca reforzar la defensa del territorio aliado y responde a las tensiones geopolíticas en la región.
"Estos sistemas entrarán en servicio en las Fuerzas Estratégicas de Rusia y, paralelamente, comenzaremos el despliegue en territorio de Bielorrusia", afirmó Putin tras una reunión en Minsk con Alexandr Lukashenko, presidente bielorruso. El anuncio marca un nuevo capítulo en la cooperación militar entre ambos países, que ya comparten un sistema conjunto de defensa antiaérea y una agrupación militar regional.
El Oréshnik, conocido como "Avellano", es un misil hipersónico de alta precisión que recientemente fue utilizado para atacar una fábrica de armamento en el este de Ucrania. Este sistema, que será producido en serie a partir de 2025, es indetectable para los escudos antimisiles occidentales y tiene la capacidad de alcanzar todas las capitales europeas en cuestión de minutos. Putin destacó que, aunque estos misiles no son armas nucleares, su potencia los hace equiparables en caso de uso masivo.
Durante la reunión, Lukashenko solicitó públicamente a Putin el despliegue de los Oréshnik en territorio bielorruso, argumentando la creciente amenaza de las fuerzas militares de Polonia, Lituania y otros países de la OTAN. "A 15 kilómetros de la frontera están desplegadas tropas no solo de polacos y lituanos, sino también de otros países como Alemania", afirmó el mandatario bielorruso.
Putin señaló que, aunque el control de los misiles estará en manos de Moscú, las autoridades bielorrusas podrán determinar los objetivos estratégicos dentro de su territorio. Sin embargo, aclaró que aún se deben resolver cuestiones técnicas antes de concretar el despliegue total de los Oréshnik en Bielorrusia, previsto para 2025.
En paralelo, Putin y Lukashenko firmaron un nuevo acuerdo de garantías de seguridad que contempla la defensa de la soberanía, independencia e integridad territorial de ambos países. Este pacto refuerza la cooperación militar bajo la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia, creada hace 25 años, y establece medidas conjuntas para enfrentar amenazas externas.
La creciente alianza militar entre Rusia y Bielorrusia ocurre en un contexto de fuertes tensiones con Occidente. Según Putin, las "irresponsables políticas" de los países occidentales están llevando al mundo al borde de un conflicto global. Este despliegue subraya la importancia de Bielorrusia como un aliado clave en la estrategia militar del Kremlin frente a la OTAN y sus aliados europeos.