Rebeldes sirios anunciaron que obtuvieron el control total de la ciudad clave de Homs, con lo que el gobierno de 24 años del presidente Bashar al-Assad pende de un hilo, mientras los insurgentes marchaban hacia la capital, Damasco.
Miles de residentes de Homs salieron a las calles después de que el ejército se retiró de la ciudad central, bailando y cantando "Assad se ha ido, Homs es libre" y "Viva Siria y abajo Bashar al-Assad", gritaban los pobladores.
Los rebeldes dispararon al aire en señal de celebración y los jóvenes derribaron carteles del presidente sirio, cuyo control territorial se derrumbó tras una vertiginosa retirada de los militares que duró una semana.
La caída de Homs otorga a los insurgentes el control sobre el corazón estratégico de Siria y una encrucijada clave, separando a Damasco de la región costera que es el bastión de la secta alauita de Assad y donde sus aliados rusos tienen una base naval y una base aérea.
La toma de Homs es también un poderoso símbolo de la espectacular recuperación del movimiento rebelde tras un conflicto que cumple ya 13 años.