Hace más de cien años las calles que conocemos actualmente contaban con diferentes nombres, todo dependía de las cosas que pasaban, la gente que vivía ahí, los duelos de las personas, entre otros acontecimientos que ocurrían; esto hacía que la ciudad tuviera un ambiente cálido entre los habitantes.
Sin embargo, en 1917 el ayuntamiento de la ciudad decidió cambiar las placas a una nomenclatura parecida a la de Washinton, debido a que Puebla tiene una traza reticular perfecta y al escuchar esto los padres de la iglesia aprovecharon para pedir las placas regaladas con la finalidad de revestir la cúpula que se cayó en 1862 y poder protegerla de la lluvia, desde ese momento hasta 1999, ahí se guardó gran parte de la historia de Puebla, ya que después del terremoto de este año, las placas que la revestían fueron retiradas y actualmente solo queda la historia dentro de las paredes de la cúpula de San Agustín.