De acuerdo con los monitoreos realizados, los arcos se desplazan entre uno y seis milímetros por segundo. Estas vibraciones son consecuencia de los camiones y demás vehículos que circulan diariamente sobre el perímetro del acueducto. No obstante se encuentran dentro de los niveles permisibles, ya que un a vez que dejan de temblar, las columnas regresan a su lugar de origen, aseguró el director de Licencias del Centro INAH, Manuel Villarroel.