Aunque la autoridad municipal habla de 198 personas en situación de calle en la capital; es notorio que cada vez son más quienes duermen todas las noches en jardínes, cajeros automáticos y las afueras de centros comerciales e iglesias ubicadas en el Centro Histórico.
Lo cierto es que algunas de ellas son madres de niños de brazos de origen otomí, que además se mueven continuamente por temor a que el DIF pueda comenzar alguna acción tutelar por omisión de cuidados de menores.
También hay quienes solo pernoctan de dos tres noches y siguen su camino hacia la frontera norte con la intención de llegar a los Estados Unidos, los que vienen de regreso y van rumbo a sus países de origen; pero la gran mayoría son personas que han hecho de las calles su resguardo por situaciones que van desde lo económico, familiar, falta de oportunidades, migración y hasta el consumo de substancias.
Alberto duerme en las noches en la esquina que hacen las calles de Madero y Juárez, dónde lo hacen por lo menos otras 20 personas; no recuerda si tiene familia o dónde nació, pero sí sabe que se necesita dinero para comer.