Este martes, los estadounidenses eligen entre dos candidatos que representan visiones y personalidades opuestas: la vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el exmandatario republicano Donald Trump.
Ambos tienen estilos que dividen al país y perfiles que capturan la atención de sus respectivos grupos de votantes. Trump, quien gobernó con un estilo directo y polémico en redes sociales, sigue siendo una figura omnipresente. En cambio, Harris ha tenido un perfil discreto, al lado de Joe Biden, hasta que asumió el papel de candidata tras la retirada de Biden en julio.
Para Harris, el hecho de haber sido vicepresidenta no es solo una ventaja, sino también un desafío. Muchos la critican por las decisiones de la actual administración y cuestionan si realmente logrará cumplir las promesas que ahora plantea. Trump, por otro lado, busca regresar al poder presentándose como el salvador de un país que, según él, ha empeorado bajo la gestión demócrata. Su lema "Hacer Estados Unidos grande de nuevo" sigue cautivando a su base, que tiende a olvidar sus momentos más polémicos, como la sugerencia de inyectarse desinfectante para combatir el COVID-19.
La lealtad de sus seguidores es una de las mayores fortalezas de Trump. Según expertos como la profesora Tammy Vigil, el republicano mantiene una relación casi inquebrantable con su base, que le perdona incluso sus errores y problemas legales. Harris, en cambio, tiene el reto de ganar confianza en su capacidad de liderazgo, apoyándose en su experiencia como abogada, fiscal y senadora. Su empatía y cercanía con diferentes sectores de la sociedad son aspectos que busca destacar en su campaña.
Las diferencias de edad también juegan un papel. Harris, de 60 años, es vista como una opción más joven y fresca, mientras que Trump, de 78 años, ha evitado que su edad sea un tema central. Aunque los problemas de edad se discutieron extensamente durante la campaña de Biden, Trump no ha recibido la misma crítica, a pesar de sus discursos a menudo caóticos.
Si Harris ganara, se convertiría en la primera mujer, la primera afroamericana y la primera persona de origen sudasiático en ocupar la presidencia. Sin embargo, estos logros también representan obstáculos, ya que muchos votantes mantienen prejuicios que pueden afectar su apoyo. Vigil señala que, aunque no lo expresen abiertamente, algunos votantes aún conservan creencias misóginas y racistas, lo que podría restar apoyo a Harris.
La elección está marcada también por una clara división de género. Harris aventaja a Trump entre las mujeres, especialmente entre las jóvenes, mientras que el expresidente cuenta con un fuerte respaldo entre los hombres. Su estilo franco y a veces polémico parece atraer a estos votantes, mientras que Harris se presenta como una alternativa para quienes desean una política menos agresiva y divisiva.
La elección entre Trump y Harris refleja el pulso de un país dividido. Trump representa a quienes se sienten escuchados en su frustración y enojo por la situación del país, mientras que Harris se convierte en la opción de quienes buscan una alternativa más inclusiva y menos conflictiva. Este contraste de personalidades hace que esta elección sea una de las más polarizadas en la historia reciente de Estados Unidos.