La inflación en México volvió a ser tema de preocupación en octubre, alcanzando un 4.76 % anual, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este aumento representa un alza del 0.55 % respecto al mes anterior, mostrando que los precios al consumidor siguen subiendo, aunque a un ritmo más moderado que en años recientes.
Un ejemplo claro es la canasta básica, que incluye los productos y servicios más necesarios. En octubre, esta subió un 4.45 % en comparación con el año pasado, lo que significa que cada vez necesitas más dinero para comprar lo mismo.
Los alimentos frescos como el nopal, la papaya y el tomate verde fueron los que más subieron de precio, con aumentos de hasta el 34 %. Además, el fin de los subsidios a la luz eléctrica en varias ciudades también elevó los costos de la energía, afectando los recibos de muchas familias.
Aunque los precios suben menos rápido que en 2022, todavía están lejos de la meta que busca el Banco de México, que es mantener la inflación en un 3 %. Por ahora, el dinero alcanza para menos, y esto pone en aprietos a las familias, que deben buscar cómo ajustar sus gastos.
Sectores como los restaurantes, los servicios financieros y los alimentos procesados también han aumentado sus precios, haciendo más caro salir a comer o contratar servicios básicos. Esto tiene un impacto directo en el presupuesto diario de las personas.
Para las familias mexicanas, estos incrementos se traducen en una presión directa sobre los ingresos, especialmente en los productos básicos y servicios indispensables. Ante este panorama, se mantienen atentos a las decisiones de política económica que busquen mitigar el impacto de la inflación y fortalecer el poder adquisitivo de los ciudadanos.