La práctica deportiva es fundamental en el desarrollo infantil, pero su inicio debe ser acorde a la edad y capacidades de cada niño. Expertos recomiendan que desde los primeros años de vida los menores realicen actividades físicas adecuadas para fortalecer su crecimiento.
Durante los primeros cinco años, el ejercicio debe enfocarse en la motricidad mediante juegos, saltos y carreras. A partir de los seis años, los niños pueden integrarse a deportes organizados como fútbol, natación, karate o gimnasia. Ya en la adolescencia, pueden intensificar sus entrenamientos y participar en competencias.
El deporte no solo mejora la salud física, fortaleciendo huesos y músculos, sino que también previene la obesidad y favorece la salud cardiovascular. Además, aporta beneficios emocionales al aumentar la autoestima y reducir el estrés.
Asimismo, inculca valores esenciales como disciplina, trabajo en equipo, respeto y perseverancia, habilidades clave para su desarrollo personal. Médicos y entrenadores destacan la importancia de elegir actividades acordes a la edad y motivaciones del niño, siempre con supervisión para evitar lesiones.
