Fomentar la práctica deportiva desde temprana edad no solo beneficia la salud física, sino que también forma disciplina y fortalece el desarrollo emocional de los niños. Al participar en deportes, los pequeños aprenden valores como la constancia, el trabajo en equipo, el respeto a las reglas y la resiliencia ante los desafíos.
La disciplina adquirida a través del deporte contribuye al éxito en otros ámbitos de la vida, como los estudios y las relaciones interpersonales. Además, ayuda a establecer hábitos saludables que pueden perdurar toda la vida.