Desde 1982, los tradicionales raspados de la calle Árbol Grande han sido parte de la vida cotidiana en Salamanca. De lunes a viernes, a las afueras de una primaria, este negocio familiar ha endulzado generaciones con su inconfundible hielo raspado y jarabes caseros.
Entre los sabores más populares destacan la uva, el cappuccino, la piña y el tamarindo, aunque la variedad es amplia y siempre hay una opción para todos los gustos. Niños y adultos disfrutan de este refrescante antojo, convirtiéndolo en una tradición local que ha perdurado por más de cuatro décadas.
En cada vaso, no solo hay un sabor, sino un recuerdo de infancia y una pausa refrescante en el día. Porque hay placeres que nunca pasan de moda? y los raspados siempre serán ese gusto culposo que vale la pena disfrutar.