El Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, ha sido señalado como un punto clave en la crisis de desapariciones. Ante la posibilidad de encontrar evidencia sobre personas desaparecidas, colectivos de búsqueda, junto con medios de comunicación, acudieron al sitio con la autorización de las autoridades.
Sin embargo, al llegar, los buscadores se toparon con un panorama desorganizado. Nancy Ochoa, de Madres Buscadoras de Nayarit, denunció la ausencia de investigaciones reales, ya que no se realizaban excavaciones ni se veía actividad por parte de las autoridades. En su lugar, había personas grabando sin una aparente dirección o plan de acción, lo que generó indignación entre los familiares.
Después de una larga espera sin respuestas, los colectivos decidieron entrar al lugar por cuenta propia. La falta de coordinación oficial y de información concreta reforzó su desconfianza en las instituciones encargadas de la búsqueda.