Las madres de familia comienzan a ver las complicaciones que generó la eliminación del programa de escuelas de tiempo completo pues muchas de ellas que trabajan, ahora deben buscar alternativas para evitar que sus hijas e hijos esperen solos en casa al salir de la escuela. Como el caso de la señora Ana, quien pide a una maestra del mismo plantel le ayude resguardando a la menor mientras ella sale del trabajo a las 2 de la tarde. "O en otras ocasiones cuando la maestra tiene que irse a cursos que no me puede hacer el favor de llevarse a la niña, le pido el apoyo a mi papá y ya él me la lleva a mi área de trabajo. Sí se angustió porque dijo mami entonces con quién me voy a ir, quién va a venir por mi, porque el irse sola sí está algo retirado de aquí., señaló Ana Daniela Valadez.
En otros casos son los hermanos mayores quienes cuidan por algunas horas a los menores, mientras los padres de familia terminan sus jornadas laborales, "Vienen por él porque mi otro hijo está en la tarde entonces alcanza a recogerlo a las 12:30, me lo cuida 2 horas más y cuando yo llego ya mi hijo se va a la escuela. Tu bien sabes que en nuestro estado los sueldos no son tan altos como para pagarle a alguien que nos los cuide 3, 4 horas, tu sabes que eso conlleva un gasto más un gasto extra que no está en nuestro bolsillos al verdad", compartió Angélica González.
Los menores expresaron primero una angustia por no saber quienes los recogerían del plantel y posteriormente se percataron de que algunas clases habían sido eliminadas, como inglés, artes, activación física y lectura de comprensión. "Le gustaba mucho lo que era la materia de inglés y artes y ya no las está recibiendo y aparte le ayudaba también lo que es el reforzamiento en las materias de matemáticas y español", dijo al respecto de su hija Ivana, la señora Ana Daniel.
Así mismo los padres de familia y menores se han visto obligados a modificar algunas rutinas, luego de que se eliminaran los alimentos escolares, programa que ésta escuela en particular aprovechaba, al estar asentada en una colonia de alta marginación y con una población de 220 alumnos. "Podríamos decir que en un 80, 90% sino es que un poco más era muy raro el niño que no comía. Se les ofrecía lo que era una sopa, un guisado, un postre y agua fresca y siempre se buscaba un alimento que fuera nutritivo y saludable para ellos", refiriró la maestra Imelda de la Cruz.
"Aparte la convivencia, creo que en este momento hace mucha falta la convivencia en los menores para que aprendan nuevamente, otra vez a convivir a estar unidos, compartiendo", dijo la madre de familia Angélica González.
Los padres de familia y los docentes temen que el rezago educativo nuevamente se incremente, que el tiempo no sea el suficiente para ver contenidos adecuados a una jornada de 6 horas y no de 4 como la que ahora llevan y sobre todo luego de haberse mantenido casi 2 años en un ambiente educativo muy distinto, en el que no tenían las herramientas adecuadas para el aprendizaje.