La muerte digna de Ana Estrada quedó este lunes en manos de la Corte Suprema de Justicia de Perú, cuyos magistrados deben evaluar la histórica sentencia que en primera instancia despenalizó la eutanasia para ella, la primera persona en Perú en reclamar su derecho a decidir el momento en el que morir.
"Yo no estoy solicitando que me dejen morir, estoy solicitando mi derecho a elegir cuándo yo quiero morir", manifestó en su alegato Estrada, de 45 años, quien desde los 12 sufre poliomiositis, una enfermedad degenerativa e incurable que debilita sus músculos y la mantiene conectada a un respirador artificial durante casi todo el día.
Desde hace casi seis años, Estrada inició una campaña pública para ser la primera persona en Perú en tener la libertad de elegir morir cuando sienta que las condiciones de su enfermedad le supongan un dolor insoportable o unas condiciones que considere indignas. Esto le fue reconocido de manera histórica el año pasado en una sentencia del juez José Luis Ramírez, titular del undécimo Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, que ordenó que no se aplique para el caso de Ana Estrada el artículo 112 del Código Penal peruano, correspondiente al homicidio piadoso.
Bajo esa figura legal, la eutanasia está actualmente penada en Perú con hasta tres años de cárcel para quien, "por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consciente para poner fin a sus intolerables dolores".
Pese a que ni los ministerios de Justicia y Salud ni el Seguro Social de Salud (EsSalud) apelaron el fallo que sentó un precedente inédito en Perú, el ordenamiento jurídico nacional obliga a que la Corte Suprema ratifique el fallo.
AUDIENCIA ÚNICA
Así, este lunes se celebró la audiencia donde Estrada reiteró su demanda a la muerte digna ante la Sala Constitucional y Social de la principal corte peruana, compuesta por los magistrados.
"Hace un año me presenté ante el undécimo Juzgado Constitucional para contar mi lucha al derecho a una muerte digna. Hoy me cuesta más esfuerzo poder hablar, paso más tiempo en cama y conectada a un ventilador. En este tiempo mi salud se ha ido deteriorando", explicó Estrada.
La demandante recordó su historia, que le llevó a estar desde los 20 años ya en una silla de ruedas y desde 2015 postrada en una cama y conectada a un respirador artificial la mayor parte del día para respirar a través de una traqueotomía permanente, tras pasar seis meses en una unidad de cuidados intensivos (UCI).
"Con el tiempo esto se va a ir agravando (...) Para poder hablar ahora he tenido que descansar, me tengo que tapar la traqueotomía para hablar. Reitero que no es que estoy pidiendo morir o que me dejen morir, sino tomar el control de mi voluntad, de mi autonomía y de mis decisiones", añadió.
DEBATE SOBRE CUIDADOS PALIATIVOS
A la audiencia se presentó bajo la figura del 'amicus curiae' la Sociedad Peruana de Cuidados Paliativos, cuyo abogado, Wuillian Rey, defendió la ortotanasia y no adelantar la muerte de Estrada para, en todo caso, sedarla para evitar que sufra hasta que fallezca de manera natural. A ello se opuso rotundamente Estrada, quien respondió que ya cuenta con cuidados paliativos al estar hospitalizada en su casa, por lo que permanecer sedada durante un número indeterminado de años no sería en absoluto una muerte digna para ella.
"(La polimiositis) no es una enfermedad terminal. No es un cáncer, por ejemplo, en que pudieran intervenir cuidados paliativos mediante una sedación y que la persona esté dormida y esperar así que no sufra y poder dormir en paz", señaló Estrada.
La activista reconoció que puede sonar paradójico que esté pidiendo su derecho a la eutanasia cuando aún tiene ganas de seguir viviendo, pero "va a llegar el momento en el que ya no pueda seguir", y para entonces quiere que esté descriminalizada la eutanasia para su caso.
NO SE RINDE
Preguntada por el magistrado Ramiro Bustamante por qué rendirse tras haber hecho frente a una enfermedad durante 30 años, Estrada respondió que "no se trata de rendirse, señor magistrado".
"No es que yo haya dejado de valorar la vida, al contrario. Esta lucha que yo emprendí lo hice por respeto y compromiso por la vida que había vivido hasta antes de entrar a la UCI. Sigo manteniéndome firme en la defensa de mis derechos por la vida y la libertad, por el derecho a decidir hasta cuándo puedo tolerar sufrir", apostilló.
Por su parte, el Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, señaló que continuar criminalizando la eutanasia sería "cercenar el último espacio de libertad" que le queda a Estrada, y cuestionó si un Estado democrático y constitucional, donde la dignidad es la base de la Constitución, puede expropiar ese derecho a una persona.
La audiencia fue suspendida hasta el próximo lunes 31 de enero para escuchar los puntos de vista técnicos de expertos de ambas partes, tanto de la Defensoría del Pueblo como de la Sociedad Peruana de Cuidados Paliativos. EFE