Este sábado 21 de diciembre de 2024, México experimentará el solsticio de invierno, marcando el inicio de la estación más fría del año en el hemisferio norte.
Ese día, los habitantes del país disfrutarán del día más corto y la noche más larga, un fenómeno astronómico que ocurre cuando la Tierra alcanza su máxima inclinación alejada del Sol.
Este solsticio es un evento esperado por muchos, ya que significa el comienzo del invierno, ideal para disfrutar de las luces festivas y envolvernos en mantas cálidas. Para quienes extrañan la luz del sol, el hemisferio sur está en pleno verano, lo que podría ser una buena alternativa si se busca más sol. No obstante, a partir del domingo 22 de diciembre, los días comenzarán a alargarse poco a poco hasta alcanzar su mayor duración a finales de junio.
Este ciclo de cambios en la luz solar, que ha sido observado por la humanidad durante siglos, es producto de la inclinación de la Tierra mientras gira alrededor del Sol. Monumentos como Stonehenge, en Inglaterra, y el Torreón de Machu Picchu, en Perú, fueron diseñados para alinearse con estos eventos astronómicos, demostrando la importancia histórica y cultural de los solsticios.
Pero, ¿por qué ocurre este fenómeno? La respuesta está en el ángulo de la órbita de la Tierra. A lo largo del año, el eje de la Tierra está inclinado hacia el Sol en diferentes momentos, lo que provoca que la luz y el calor del sol lleguen de manera desigual a los hemisferios norte y sur. Durante el solsticio de invierno en el hemisferio norte, la mitad superior de la Tierra se aleja del Sol, lo que resulta en el día más corto y la noche más larga del año.
El solsticio de invierno puede ocurrir entre el 20 y el 23 de diciembre. Este fenómeno contrasta con el solsticio de verano, que ocurre entre el 20 y el 22 de junio, cuando el hemisferio norte está más inclinado hacia el Sol, lo que da como resultado el día más largo y la noche más corta del año.
En el caso de los equinoccios, que ocurren en primavera y otoño, la inclinación de la Tierra es tal que ambos hemisferios reciben la misma cantidad de luz solar. En estos días, el día y la noche duran casi lo mismo, con una pequeña diferencia según la ubicación. Los equinoccios de primavera, o vernal, pueden ocurrir entre el 19 y el 21 de marzo, mientras que el equinoccio de otoño tiene lugar entre el 21 y el 24 de septiembre.
Cabe señalar que, aunque los solsticios y equinoccios marcan el inicio de las estaciones astronómicas, las estaciones meteorológicas son distintas. Estas últimas se basan en los ciclos de temperatura anual y dividen el año en estaciones de tres meses: primavera del 1 de marzo, verano del 1 de junio, otoño del 1 de septiembre e invierno del 1 de diciembre.
Así, el solsticio de invierno y los equinoccios son momentos clave para entender cómo el movimiento de la Tierra alrededor del Sol divide el año, afectando tanto el clima como nuestra percepción del tiempo. A partir de este solsticio, México y el hemisferio norte verán cómo los días lentamente comienzan a alargarse, acercándose a la luz y el calor del verano.